De nuevo otra guerra ha estallado entre Israel y Palestina. El mundo se viene abajo delante de nuestras propias narices y optamos por cruzarnos de brazos en una agonía de destrucción:
Atentados, amenazas, bombas de todo tipo para destruir miles de veces el planeta.
Hoy en las clases el 90% de los alumnos ignoran las causas de los conflictos bélicos que hay en el mundo; tal vez hastiados y desentendidos por algo que ya les resulta cotidiano.
No vemos lo que no nos afecta directamente y escondemos la cabeza en la arena para no ser conscientes de lo que está sucediendo.
Miles de personas morirán en Palestina e Israel, en Rusia y Ucrania, en las más de 58 guerras activas que ignoramos.
El territorio, la riqueza, el poder, el expansionismo, la religión. Cualquier causa invita a que unos países o territorios declaren la guerra a otros.
¿Cómo entrar en una clase y hablar de ello? ¿Qué decir? ¿Qué hacer? ¿Cómo explicar lo que pasa? ¿Cómo actuar?
La pobreza aumenta, las desigualdades, el hambre, las dictaduras, las represiones de todo tipo.
Si usted que lee ‘El Cañonazo’ entrara en el instituto a dar una conferencia sobre el tema a chicos de 15 años, ¿Cómo empezaría la conferencia?, ¿Cómo podríamos parar el paradigma belicista?
¿Qué propuesta pondría sobre la mesa? No se me ocurren ideas: transmitir el dolor, empatizar, solidarizarse, ponernos manos a la obra.
Un profesor de Filosofía entra en clase: "Hoy vamos a hablar de la guerra, de los refugiados, de los inmigrantes, del hambre, de los genocidios". Cada uno va a proponer soluciones y qué estaría dispuesto a hacer. Los alumnos hablan de la paz, del rechazo a la violencia, hacen pancartas, componen textos...se olvidarán de ello en el recreo y seguirán con sus móviles, con lo que la sociedad prepara para ellos: volver a repetir como un mantra que lo que importa son otras cosas. La lucha por ser los mejores, por el dinero, por la fama, por el éxito, por tener la mejor nota, por conseguir sus propósitos pase lo que pase.
Todo es mentira, formamos a jóvenes soldados que se posicionarán según la parte del mundo que les toque.
La educación no está pensada para parar lo imparable porque nunca ha pasado, porque todo sigue como siempre, porque ya no podemos más y nos convertimos en masas anónimas al servicio de intereses. No les ponemos rostros, nombres, no sabemos quiénes son y dónde viven, no entendemos por qué hacen lo que hacen.
Valores éticos para los chicos de 2° de la ESO. ¿Cómo trabajar estás dos horas semanales para que esta materia no sólo sea seguir una programación y cumplir con los cientos de objetivos que marca el currículo?
¿O aislarse o permanecer activo? ¿O formar desde la realidad o inventarse un mundo imaginario?
Ante el fracaso absoluto buscar estrategias.. ¿Qué estrategias?
Alguien ha levantado la mano: "Profe, que cada uno piense en otro, y así hasta que dure la guerra”.
Pensar en otro como si fuéramos nosotros los bombardeados, los fusilados, los que se mueren de hambre, los perseguidos, los que llegan en pateras. Una cadena que no se rompa mientras dure la guerra.
Una niña, al finalizar la clase se acercó a mí mesa y en voz baja me dijo: "Profe, y si las mujeres mandarán lo mismo no habrían tantas guerras. Ninguna mujer manda a sus hijos a una batalla”.
La niña salió del aula pensando en el bocata del recreo.