Hola mi querido colega, antes de nada ¿cómo va esa salud? Eres un monstruo, tío, te recuerdo siempre con mucha proximidad, sobre todo cuando leo todo lo que pasa con tu frontera… a ver si hacemos un libro conjunto de nuestras experiencias”.
Esta es una de las muchas frases que nos cruzamos Paco Antonio y yo en el Messenger durante los habituales contactos que manteníamos en nuestro Facebook, y también telefónicamente. Ceuta y Melilla unieron de forma paralela nuestros destinos durante muchos años: la presidencia de los partidos en las dos ciudades, los escaños parlamentarios y, finalmente, la representación del Gobierno de España, él en Ceuta y yo en Málaga. Con frecuencia intercambiábamos nuestras experiencias y opiniones. Luchamos en tiempos pasados por nuestras dos queridas ciudades con mucho corazón, coraje y determinación por sus problemas comunes, como fueron la Autonomía, los transportes, la frontera, la inmigración irregular o las presiones de Marruecos sobre nuestra soberanía. Fue una etapa de nuestra vida apasionante, que al mismo tiempo me permitió conocer y admirar el espíritu luchador, la proximidad afectiva y la ilusión desbordante que rodeaban la personalidad de mi buen amigo Paco Antonio. Ha dejado este mundo entregando su vida día a día por su familia, su querida Ceuta y su amor por España. Le lloré recientemente en Tres Cantos cuando contemplé su semblante ya sereno, y seguro que de camino al cielo, después del largo sufrimiento de su enfermedad. Ojalá, Paco, nos volviéramos a encontrar. Descansa en Paz. (*) Subdelegado del Gobierno central en Málaga.