El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz con sede en Ceuta ha condenado a los llamados M.B. y K.B. por un delito contra la salud pública a la pena de 4 años y 6 meses de prisión para cada uno, así como a una multa de 1.000.000 de euros con 3 días de responsabilidad de civil en caso de impago. Además, una vez que cumplan los dos tercios de la condena serán expulsados a su país en el periodo de 5 años, siempre y cuando la situación sanitaria lo permita.
Los acusados reconocieron los hechos, pero lo hicieron antes de que se dictaran los informes finales por parte de la Fiscalía y la Defensa, por lo que declararon todos los testigos que habían sido citados en esta causa.
Los hechos a los que se ha hecho referencia en este juicio ocurrieron el 12 de octubre del año pasado. Sobre las 17:30 horas, la Patrullera de la Armada Española ‘Serviola’ que se encontraba navegando en la zona del mar de Alborán detectó a unas 50 millas al noreste de Ceuta, una embarcación que ocupada por dos individuos tenía alrededor once fardos de hachís, por lo que tras proceder a su control lo puso en conocimiento del Servicio Marítimo de la Comandancia de Ceuta al objeto de que procediera a la actuación policial que pudiera dar lugar.
Los agentes de la embarcación oficial de la Guardia Civil que se desplazaron al punto indicado procedieron a la detención de las dos personas que se encontraban en la semirrígida de 9 metros de eslora, provista de un motor de 300 cv, incautándose los fardos con la posible sustancia estupefaciente. Una vez trasladados al puerto de Ceuta, se procedió a la apertura del género constatándose que contenía un total de 401 kilogramos de resina de hachís.
Esta es la versión que han ofrecido, a través de videoconferencia, los dos testigos que iban a bordo del ‘Serviola’, en la que indicaron que apreciaron una pequeña embarcación, similar a la que utilizan “los narcotraficantes”. Cuando empezaron a perseguirla, de repente se paró, “creíamos que habrían roto el motor”, y una vez pudieron dar alcance comprobaron los “paquetes” que habían arrojado ya al mar.
Asimismo, señalaron que no había ninguna embarcación alrededor de la que patroneaban los acusados, y que era un día “con perfecta visibilidad” por lo que no tenían duda de que se trataba de esa embarcación. Además que los fardos de hachís se encontraban al lado de la embarcación, “no más de 100 metros”.
Los dos acusados ofrecieron versiones muy dispares
Los dos acusados no testificaron en la misma línea, dando una versión muy diferente a lo que supuestamente pasó ese día. Por un lado, K.M. indicó que salieron de Marruecos con dirección a la Península de “manera ilegal”. Señaló que no había droga dentro de la embarcación y que lo único que llevaban eran “varias petacas” de gasolina. Además, insistió una y otra vez, que alrededor de la embarcación no había “droga flotando” y que ellos se encontraban agarrados a la embarcación porque ésta había volcado. Una afirmación que fue desmentida por los componentes de la Patrullera Armada e incluso por el otro acusado.
M.B., por su parte, señaló que no iban para España, sino que salían desde Fuengirola camino de Marruecos. Indicó que lo realizaban de esta forma porque se habían quedado sin trabajo en la Península, no tenían dinero para volver y además carecían de papeles para volver de manera ilegal. También afirmó que no había droga alrededor de su embarcación, simplemente que se le estropeó y se quedaron a la “deriva” hasta que supuestamente fue socorrida por la Patrullera de la Armada.
Versiones muy contradictorias y que les llevaron finalmente a reconocer los hechos y aceptar la pena señalada por el Ministerio Público.