Las muertes inesperadas y repletas de incógnitas resultan difíciles de asumir. Mucho más cuando la víctima es un niño. Mohamed solo tenía 8 años. Su cuerpo sin vida fue localizado en torno a las ocho de la mañana por una patrulla de la Policía Nacional en un descampado de Loma Colmenar, su propia barriada, en Ceuta.
De noche su familia había denunciado su desaparición toda vez que el pequeño no había regresado a casa después de salir a jugar al fútbol con más amigos. Desde la presentación de la denuncia hasta el cruel hallazgo pasaron las horas correspondientes a esa madrugada. A pesar de que se había recorrido parte del lugar en busca del pequeño su cuerpo no fue encontrado hasta la mañana, en torno a unos matorrales sobre los que estaba una de sus prendas de vestir. Fue precisamente esa prenda la que llamó la atención de la Policía y condujo a descubrir el cuerpo.
El Juzgado que lleva la instrucción del caso ha decretado secreto de sumario precisamente para salvaguardar las investigaciones. Porque son precisamente las primeras horas las cruciales para poder esclarecer lo ocurrido y para que las indagaciones policiales culminen con éxito sin contaminaciones externas.
La autopsia, que prevé continuar en el día de hoy para un segundo examen más detallado del cuerpo, es más que nunca determinante. Lo es para clarificar ante qué suceso se está, lo que influirá en su posterior calificación judicial. De momento lo único confirmado es la primera teoría que maneja la Policía desde que se encontró el cuerpo y se apreció el entorno que lo rodeaba: la muerte no ha sido accidental.
A partir de ahí asoma un amplio abanico de hipótesis, algunas con más sostén que otras, pero ninguna con capacidad de ser descartada hasta que los profesionales forenses determinen todo lo que pudo suceder antes de la muerte, en ese complicado ir hacia atrás en el camino buscando cualquier dato que pueda servir.
Lo que plasmen en su informe será remitido a la autoridad judicial y constituirá una guía importante para la labor policial. De ese examen se deducirá qué lesiones presenta el pequeño y cómo fueron causadas.
Este martes se espera tener las conclusiones de la autopsia al detalle para que la investigación avance y para que el cuerpo pueda ser entregado a la familia antes de proceder a su entierro, en el cementerio de Sidi Embarek.
Durante toda la jornada del lunes se publicaron, difundieron y emitieron cuantiosas informaciones y datos, incluso muchos contradictorios entre sí, en torno a lo ocurrido. Eso a pesar de que policialmente se había pedido prudencia, cautela y dejar trabajar a las fuerzas de seguridad.
Que se acordonara la zona fue la primera decisión adoptada para que los agentes de la Unidad Científica pudieran trabajar evitando contaminaciones externas o incluso destrucción accidental de pruebas. La inspección ocular terminó con la obtención de datos que puedan servir para las investigaciones asumidas ya por la UDEV. También se tomaron huellas para su análisis.
Clave es la revisión de las cámaras próximas al lugar en donde fue encontrado el cuerpo del pequeño para buscar algún dato que pueda hacer sostener más una teoría que otra. En esa revisión entran también las de la frontera del Tarajal. De igual manera agentes de la unidad encargada de la investigación así como los del Servicio de Información trabajaron en el lugar para tomar declaración a cualquier vecino que pudiera aportar un dato que fuera de utilidad.
Se contactó con los menores que estuvieron jugando con Mohamed y vecinos que lo vieron por última vez al objeto de cotejar determinadas informaciones que iban llegando a Jefatura y depurar las que pudieran servir de las que no.
Cualquier valoración que se realice antes de las conclusiones del informe forense y de las indagaciones de la Policía constituyen juicios paralelos que deben ser sometidos a la cuarentena debida hasta que oficialmente se pueda concluir una teoría.
La Policía no descarta nada pero tampoco confirma una línea exacta y única, una causa original que hubiera conllevado este resultado fatal.
En el otro lado de la balanza, en el ajeno a la investigación policial, forense y judicial, está la familia, las otras víctimas de este drama, los padres, hermanos y familiares directos que, desde que se conocieron los lamentables hechos, están bloqueados sin saber bien cómo reaccionar y a la espera de que se vayan confirmando los datos objetivos que han derivado en la muerte de Mohamed, a los ocho años de edad.
Es determinante porque de su conclusión se podrá confirmar qué tipo de muerte se produjo. Hoy se prevé continuar con el examen forense para presentar un posterior examen exhaustivo al ámbito judicial y para conocimiento policial.
Que la causa se haya declarado secreta persigue que la investigación esté protegida, manteniendo en la más estricta confidencialidad los avances que se vayan produciendo. La no publicación de los mismos es de interés para no poner la investigación en riesgo.
La Policía trabajó sobre el terreno perimetrando la zona y lo hizo para evitar la contaminación de la misma y poder recabar pruebas que sean fundamentales para la investigación. De momento lo que se confirma es que la muerte no fue accidental, ahí se contemplan varias variables.
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