Está siendo un mes de julio doloroso por las pérdidas de personas queridas que están partiendo, e iniciando el viaje más crucial de toda existencia humana, también es el más incierto y desconocido, por tener que comparecer ante la presencia del Creador, con la total y completa iluminación de la conciencia. En ese momento, ya no caben subterfugios, el alma se encuentra reflejada en el espejo de su vida mortal con todos y cada uno de sus actos; se está ante el amor, la verdad, la misericordia y belleza sin límites, pero también se comparece ante la necesaria justicia.
Volviendo la mirada hacia atrás, debo decir que conocí a Manolo Arévalo hace bastantes años ya, en las instalaciones de mi querido Club Natación Caballa. Me encontré con un hombre sencillo, humilde en sus comportamientos, y con un gran interés por la naturaleza en general, y la marina en particular. En aquel entonces, solíamos coincidir, mi querida Pakiki y un servidor, con Ana, su esposa, y Manolo en la piscina. Durante aquellas sesiones de natación, siempre nos parecieron un matrimonio encantador y amable, que exhalaban buen espíritu y pasaban mucho tiempo juntos. Esto solo sucede cuando marido y mujer están unidos, suele significar que han crecido en el amor, hay compenetración y un cariño real y verdadero.
Muchos son los llamados al amor que conllevan verdad y belleza, como expresiones palpables de la unión conyugal buena, pero me atrevo a decir que son pocos los elegidos. Normalmente, los seres humanos no nos conocemos bien a nosotros mismos, y vamos improvisando y vagando por la existencia prendidos de naderías materialistas. El mayor fracaso de la vida es no sentir la llamada del amor verdadero por los demás, y que todo quede envuelto por el egoísmo y la superficialidad, estos son los mayores enemigos de una vida con significado y propósito. En el caso del amor entre hombre y mujer, lo peor, es confundirlo con simples y rutinarios enamoramientos superficiales basados en atractivos sensuales.
A pesar de los efímeros atractivos de la carne, somos seres nupciales y estamos hechos para compartir el amor con nuestra pareja bien elegida, en todas las expresiones posibles, pero eso conlleva la fidelidad y la superación de los egoísmos mutuos y la entrega total al otro. Morir por el esposo o la esposa si fuera necesario, es un acto de amor sublime, y no la expresión de locura y sin razón que tiene cabida en el espíritu de la mundanidad. Es la mayor expresión de generosidad y entrega que se puede hacer por amor. Tengo la firme intuición, que mucho de lo que estoy diciendo se cumplió entre Ana y Manolo, y en algunas ocasiones, me pareció que vivía en ellos la llama del amor de juventud.
“Siempre estuvo atento a mis necesidades, y nunca me dio un ‘no’ por respuesta”
Estoy empezando a escribir este artículo en el barco hacia Algeciras llevando a contrastar botellas de buceo que necesitamos en la Fundación para nuestro trabajo de investigación marina. Comienza a amanecer, y siento la alegría de la nueva jornada hasta que se vuelva a ocultar el sol. Cada día, bien se podría comparar con una vida: comienza la luz que disipa las tinieblas, toda la naturaleza se tiñe de colorido, y el movimiento y la actividad marca la jornada de la mayor parte de los organismos vivos. En un día pasan tantas cosas, que hasta se puede morir a esta existencia tan súbitamente como nacimos, por lo tanto, cada jornada es una oportunidad para crecer espiritualmente y prepararnos para nuestro inevitable destino.
Para algunos organismos efímeros, un día es toda la expresión vital e histórica que van a desarrollar. Este hilo conductor me ha recordado que ha llegado el momento de hablar de la especial relación de afición y trabajo que mantuve con mi amigo durante unos años de buceos por los fondos marinos de Ceuta.
Manolo era un gran aficionado a las actividades náuticas, era frecuente verlo con su equipo ligero de buceo, dando paseos interminables por las rocas de la Ribera, y muy habitual también, con el Kajak arriba y abajo; en muchas ocasiones se acercaba cuando estaba nadando con mis perros en el mar a saludarnos. Durante su juventud fue piragüista, y también corría maratones hasta que su lesión de espalda le terminó afectando a uno de sus pies y le impidió seguir practicando atletismo. Siempre me hacía preguntas interesantes sobre sus propias observaciones en el mar, pasaba horas con su gafas y tubo, en muchas épocas del año, sin importarle demasiado el frío, en más de una ocasión lo vi tiritando recién salido del agua. Era una gozada que fuera tan despreocupado y poco convencional. Sus comentarios de naturalista aficionado llamaban mi atención y su capacidad de observación era interesante, y siempre estaba hambriento de conocimiento.
Cuando se jubiló, ya tenía mucho tiempo libre para dedicarse a lo que más le gustaba, el deporte acuático y el cuidado y observación de la vida natural. Debido al cultivo de todas estas dilatadas aficiones, desarrolló un inmenso amor por los animales y las plantas, y se empleaba con esmero al cuidado de sus queridos pajaritos, y de un buen número de plantas que atendía en la azotea de su casa. Recuerdo con mucho cariño un pequeño Drago que me regaló, y que está creciendo perfectamente en el terreno de mi casita de Beliones.
Nunca llegó a conocer esta vivienda, ni tampoco mi atalaya chauní situada cerca de “Bab el Maharok”, pero tenía mucho deseo de visitarlas, y de viajar especialmente conmigo a la ciudad azul fundada por Moley Rachid. Era su tierra natal y allí pasó una infancia de grandes recuerdos y correrías por los ríos y montes cercanos a Chauen, en los que incluso acompañaba a su progenitor a recolectar especímenes de batracios para algunos museos europeos.
“Mi amigo ha sido una fuente de inspiración, y ha estado sembrando bondad con su vida”
Mi amigo tuvo una formación de buzo en la escuela que la armada tiene en Cartagena, y digamos, que tenía una vieja, y sólida escuela, que lo capacitaba para ser un buen compañero de buceo, confiable y atento a las necesidades del otro. Hicimos, bastantes inmersiones juntos durante varios años, tanto en la bahía norte como en la sur, a veces la primera zodiac gris de la Fundación, otras siendo pasajeros del “Ondina”, el barco de nuestro entrañable amigo el pescador Ángel, un auténtico lobo de mar ceutí, que guardaba en su ser, una de las almas románticas más gratas que he tenido la suerte de conocer.
En muchas ocasiones Manolo siempre estuvo atento a mis necesidades, y nunca me dio un “no” por respuesta a mis frecuentes peticiones para salir a navegar y bucear, cuanto cariño puso en los muestreos que hicimos para el segundo proyecto de Astroides calycularis, y cuantas horas pasó también esperándome que saliera del agua en la estaciones de control del coral anaranjado, tanto en el Sarchal como también en Punta Almina.
Manolo vivía una vida escondida en sí mismo, que no es lo mismo que ensimismado, pero rebosante de bondad, belleza y verdad. Ha sido un marido y un padre devoto y he sido un testigo privilegiado de su abnegación, humildad, y de la enorme capacidad de servicio, de un hombre completamente desinteresado con un alma generosa.
En este sentido, mi amigo ha sido una fuente de inspiración, y ha estado sembrando bondad con su vida; estoy seguro de lo que digo, porque soy testigo del cariño con el que lo saludaban frecuentemente los soldados que tuvo a su mando por la calle. Ha dejado una huella escondida, solo al alcance de los que lo conocieron e intimaron con él. Para el resto del mundo ha pasado bastante desapercibido pero no para el creador de todo, Él aprecia este tipo de oraciones de vida, anónimas y sin autoafirmaciones públicas. Estoy seguro que tal y como vivió en harmonía, ahora disfruta del reino de paz y poesía donde habita todo lo bueno.
Dice San Agustín “que es bueno cantar al Señor, pero hay que procurar que vuestra vida no de testimonio contra lo que vuestra lengua canta. Por eso, conviene cantar con vuestra voz, con vuestro corazón, cantad con vuestras costumbres… , y si queréis rendir alabanzas a Dios, sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos seréis su alabanza si vivís santamente”. Manuel Arévalo fue una “rara avis” que se levantaba a superar la decadencia del cuerpo a diario y que hizo oración de su vida. Todo lo que hizo no fue por vanidad ni soberbia, así que tuvo que agradar por fuerza a nuestro Señor.
Termino de escribir estas letras en un barco, tal y como las empecé hace unos días. Estoy llegando otra vez a Algeciras, disfrutando de un sol blanco, extrañamente velado por la niebla levantina, pareciera que el astro que nos cobija en el universo, tiene puesta una túnica blanca y pura, para darnos una pista preciosa sobre su diseñador.
Dios nos pone en el camino a muchas personas, de hecho, todos los que conocemos, incluso también a los que no tratamos pero vemos a nuestro alrededor, aunque sea solo una vez, son también parte de nuestras pruebas de amor, y entre ellos se cuentan aquellos a los que consideramos adversarios. A todos tenemos que dedicarle aunque sea un pensamiento bueno.
No me pregunten porqué lo sé, pero tengo la certeza interior de que veré a Manolo otra vez, en el lugar donde los sueños se hacen realidad, y todo es posible con el beneplácito de nuestro padre celestial.
Un amigo al que hacía tiempo no veía me da esta triste noticia sobre un amigo al que ya nunca volveré a ver. Manolo, compañero de sus compañeros, siempre dispuesto a dar su mano, inteligente, fuerte, educado, buena persona, pero no de las que creen o dicen serlo, sino de las que de verdad lo son. Guardo un recuerdo inmortal de nuestras guardias juntos, las maniobras, los cursos, tantos años, tantos lugares y tantas aventuras que vivimos aquel grupo que un día fuimos... Algunos ya no están aquí. Hoy supe que tú también te has ido, que ya estás también con ellos... y llegará el día en que estaremos de nuevo todos juntos, y seremos eternos, como ya lo eres tú. Por allí donde pasaste a lo largo de tu vida, dentro y fuera del ejército, serás recordado, lejos de pasar desapercibido, y mucho más lejos de la jactancia y la ostentación que delatan a aquellos que creen ser alguien y olvidan que nadie lo es. Todos somos todo, y somos nada. Hasta siempre y hasta pronto, mi gran amigo, en el corazón te llevo... Valientes por tierra y por mar.
Tu huella quedará para siempre, en todos los lugares( que son muchos) y en todas las personas que te hemos conocido. Dejas vida en los caminos, en el mar, en tu hijos y en mí. Muchas de tus costumbres, se han vuelto religión . Habrá mil detalles para recordarte en todas partes ( esto lo hacía Manolo). Eras tolerancia, humildad, conformidad, discreción, corazón. Amigo de los animales, de la naturaleza, no se te resistía semilla que plantases y queda testimonio de ello. Desde el Cantábrico al Mediterráneo, de Este a Oeste, hay quien te quiere y te recuerda, esas personas a quien llamabas y te llamaban con tanto cariño, y que hoy lloran tu despedida. Eres muy querido, aunque nunca te has dado importancia, ni has necesitado usar la vanidad. Vales mucho. Como me decías: " Los ingenieros, se las ingenian" Vuela libre gran persona, serás el único, antes , ahora y siempre. Dios te guarda una aguja, para que pases por ella. Teniente de Ingenieros, Zapador Anfibio, Buceador profesional de la Armada, especializado en Transmisiones.... Muchas maniobras y muchos pantanos explorados en toda la geografía... Siempre preferías un segundo plano y ayudar, en lugar de ser el centro. Habrías sido un deportista de élite de nacer en otra cuna, olímpico! por qué no? No moriras nunca, siempre estarás en el recuerdo de tus amigos, de tus hijos, de la familia. Vivirás eternamente en el mío .Vuelve a buscarme, yo iré a tu encuentro. Ana
Querido amigo, me cuesta pensar que te has ido a ese viaje de descanso tan merecido.
Te conocí cuando apenas tenia 19 años, (nos presento, tu gran amigo, el que ahora es mi marido), ambos supimos mirarnos con los ojos de la intuición, como si nos conociéramos de siempre, y en ti, tuve siempre la seguridad de contar con el amigo que nunca falla ni en lo bueno ni en lo malo, luego apareció en tu vida Ana, ese amor con el que tu soñabas, y los dos formasteis la fusión perfecta…erais uno!!, desde entonces hemos tenido esa conexión, aunque desde que os trasladasteis a Ceuta, desde la lejanía,…
Para mi siempre serás ese chico alto, deportista, discreto, humilde, al que conocí allá por los años 80.
Has querido pasar por la vida con la discreción que te caracterizaba pero no lo has conseguido porque para los que hemos tenido la suerte de conocerte nunca te olvidaremos.
D.E.P., amigo Manolo.
Nos conocimos hace muchos años, en la zona de Manzanera, le gustaba mucho el tema de los pájaros.
Pasado bastantes años, volvimos a reencontrarnos, en el Ejercito.
Que decir de Manolo, todo una bendición de amigo, nunca ha tenido un si ni un no.
Desearte, que volvamos avernos donde esté, por que algún día nos veremos, Manolo.
Un abrazo
D. Manuel, le llamaba yo, era un señor, todo el era un señor, hoy mis recuerdos con el eran multiples desde esos cursos de buceo en las FAS hasta esos paseos en barco, hablando de sus animales y de plantes, para mi no ha muerto, sigue en mi memoria per secula seculorum.
Tu huella quedará para siempre, en todos los lugares( que son muchos) y en todas las personas que te hemos conocido.
Dejas vida en los caminos, en el mar, en tu hijos y mí.
Muchas de tus costumbres, se ha vuelto religión para muchos.
Habrá mil detalles para recordarte en todas partes ( esto lo hacía Manolo).
Eras tolerancia, humildad, conformidad, discreción, corazón.
Amigo de los animales, de la naturaleza, no se te resistía semilla que plantases y queda un gran huella de ello.
Desde el Cantábrico al Mediterráneo, de Este a Oeste, hay quien te quiere y te recuerda, esas personas a quien llamabas y te llamaban con tanto cariño, con frecuencia.
Eres muy querido, aunque nunca te has dado importancia, ni has necesitado usar la vanidad.
Vales mucho.
Como me decías " Los ingenieros, se las ingenian"
Vuela libre gran persona, serás el único, antes , ahora y siempre.
Dios te guarda una aguja, para que pases por ella.
Teniente de Ingenieros, Zapador Anfibio,
Buceador profesional de la Armada, especializado en Transmisiones....
Muchas maniobras y muchos pantanos explorados en toda la geografía...
Siempre preferías un segundo plano y ayudar, en lugar de ser el centro.
Habrías sido un deportista de élite de nacer en otra cuna, olímpico, por qué no?
No moriras nunca, siempre estarás en el recuerdo de tus amigos, de tus hijos, de la familia.
Vivirás en mi recuerdo eternamente.
Vuelve a buscarme, yo iré a tu encuentro.
Ana
D.E.P., amigo, que Dios te acoja en su santo abrigo.
Un gran hombre y amigo del entorno natural, cuando salgo de nadar y veo una bolsa en la orilla, la recojo lo vi siempre en el, siempre fue un ejemplo a seguir.
No sé perdía un partido del caballa, acompañado siempre de otro grande Pepe Barreto.
No le faltaba una palabra de aliento a los deportista del club.
Otro más, que compone la familia del caballa en el cielo, aunque por mi fé sé que la muerte no es el final, te hechare de menos amigo mío y cuando salgo del mar, te seguiré buscando en la orilla.
Óscar el artículo genial, lo escribió tu corazón.
Sardinas Vivas!!!!
Que bonito!!!!.....D.E.P AMIGO MIO😪😪
DEP. Manuel, coincidimos muchas veces compartiendo nuestro común afición al kayak, uno más de los múltiples deportes que practicaba. Te echaremos de menos.
Con razon hacia un tiempo que no lo veia… que mala noticia. Era muy buena persona