El Ministerio de Educación ha elevado casi un 10% el importe de las becas que concede para la compra de libros de texto y material informático en su territorio de gestión directa, las ciudades autónomas. Es un porcentaje elevado aunque su traducción en números absolutos, diez euros, de 105 a 115 euros, no suena tan relevante, pero en cualquier caso todo incremento debe ser bien recibido si redunda en favor del alumnado con familias con menos recursos.
Especialmente plausible es el adelanto implementado por los Servicios Centrales en la convocatoria, que sobre el papel debería permitir publicar antes la resolución de adjudicación definitiva y proceder a los pagos correspondientes, que en ocasiones se han demorado de manera inaceptable hasta muy bien entrado el año académico.
El grupo de trabajo que el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar, y el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, han acordado esta semana constituir a corto plazo para coordinar estrategias y líneas de trabajo en esa materia debería servir, por ejemplo, para estudiar si los programas actuales de becas y gratuidad de libros de ambas administraciones pueden ser más eficientes en beneficio de los estudiantes con menos recursos maximizando el rendimiento del presupuesto destinado tanto desde el ministerio como desde la Consejería de Educación.
El objetivo irrenunciable debe seguir siendo que todo el alumnado cuente el primer día de clase con todos los elementos materiales que precise con independencia de cuál sea su situación familiar de partida.