El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha subrayado hoy que "humanidad no es igual a permisividad" y ha advertido que el Gobierno no va a "permitir una inmigración violenta que atente contra nuestro país" ni contra las fuerzas de seguridad del Estado.
Lo ha hecho durante su comparecencia en la Comisión de Interior del Congreso, donde ha defendido la devolución del centenar de inmigrantes que asaltaron la valla de Ceuta el pasado 22 de agosto en virtud de un convenio bilateral firmado con Marruecos en 1992.
Con la aplicación de este acuerdo, que se ha hecho en contadas ocasiones porque otras veces el país norteafricano "no lo había aceptado", España y Marruecos dejaron claro el mensaje a las redes de tráfico de personas de que la "inmigración ordenada y legal es posible".
"No permitiremos la inmigración violenta que atente contra nuestro país y nuestras fuerzas de seguridad", ha añadido Grande-Marlaska, quien ha recordado que en este último y "violento" asalto, los inmigrantes hicieron uso de cizallas, mazas, piedras, productos químicos y excrementos y siete agentes resultaron heridos.
En su expulsión se cumplieron todos los trámites legales, de forma que los inmigrantes fueron filiados por la Policía y estuvieron asistidos por abogado, tras lo cual se incoaron los expedientes de devolución individuales.
Todo ello se prolongó desde las seis de la tarde del día 22 hasta las 15:00 horas del día siguiente, momento en el que se expulsó a 113 de los 116 que atravesaron la valla fronteriza, ya que dos eran menores de edad y un tercero adulto permanece en el CETI tras haber tenido que ser asistido en un hospital.
Así, ha resaltado que la política migratoria del Ejecutivo se basa en dos ejes fundamentales: "seguridad pero ante todo humanidad.
"Pero humanidad no es igual a permisividad", ha zanjado.