Un médico especialista en Ginecología se ha sentado en el banquillo de los acusados en Ceuta por un delito de homicidio por imprudencia grave que se remonta al 21 de marzo de 2011. Fue la fecha en que J.M.S. intervino quirúrgicamente a una niña de 13 años que, tras dificultades durante la intervención, falleció finalmente sin que los esfuerzos del equipo del Hospital Universitario pudieran hacer nada por salvar su vida.
La menor fue ingresada el 18 de marzo en el hospital diagnosticada de un quiste ovárico. El lunes 21, el doctor J.M.S. decidió intervenirla de urgencia, empleando para ello una laparascopia, técnica utilizada normalmente y que consiste en una punción a través de la cual se introduce un gas con el que aumentar la cavidad abdominal para, posteriormente proceder a la introducción de una cámara a través de la cual el facultativo procede a la operación.
Durante la intervención se comprobó que había gran cantidad de sangre, con lo que el ginecólogo procedió a intentar buscar el origen de la hemorragia, según ha declarado en el Juzgado de lo Penal número 2 donde se ha celebrado la vista oral. Frente a esto, la Acusación Particular mantiene que J.M.S. se limitó a continuar con la operación del quiste, obviando el sangrado.
Una hemorragia que no podían controlar
En ese instante de la intervención, J.M.S. dio aviso al entonces jefe de servicio de Cirugía del Hospital Universitario que, tras presentarse en el quirófano, ayudó al resto del equipo a localizar el origen de una hemorragia que no podían controlar.
En el transcurso de su defensa, J.M.S. argumentó que la rotura de un vaso importante, como en este caso podría ser la aorta (tal y como se apuntó durante el juicio), ofrece dos síntomas: por un lado, que la aguja introducida en el paciente se llene de sangre o bien que se produzca un desplome de la tensión arterial, aunque el acusado aseguró no haberse dado ninguno de los dos casos. “No vi indicios de que había hecho algo mal”, ha declarado.
Tras intentar, sin éxito, localizar y controlar el abundante sangrado, se optó por una laparotomía, un método más tradicional consistente en realizar la incisión necesaria en el paciente para llevar a cabo la intervención quirúrgica.
Fue en ese momento cuando el médico anestesista que asistía en la operación les indicó que la menor había fallecido.
Por su parte, el tío de la menor, que asistió en calidad de testigo, argumentó que en ningún momento habían informado a la madre de la niña del tipo de operación que iban a realizar, además de no ofrecer explicaciones sobre lo que había acaecido en el quirófano. Días después del fallecimiento solicitaron en el Hospital Universitario la documentación necesaria para realizar una autopsia ya que, según el testigo, el médico no les había informado de la posibilidad de llevar a cabo este trámite a fin de conocer las causas de la muerte de su sobrina, hecho negado por el acusado, que insistió en que la familia se opuso a realizar dicha autopsia cuando se le ofreció.
¿ y el consentimiento informado, no lo firmaron sus padres?
Uhmmm
Al final no pasará nada, pero sus padres se quedaron sin su niña.Esto es todo corporativismo, y se tapan los unos a otros .¡¡¡La vida de las personas vale menos cada vez !!!