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Una semana después de la emboscada a trabajadores de Trace, los delincuentes siguen en la calle
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Un menor detenido por la Policía queda libre tras no ser reconocido
“Me dijo que le diera todo lo que tenía encima o me reventaba la cabeza. Me sorprendió por detrás cuando estaba retirando los contenedores con mis compañeros, poniéndome la pistola en la cabeza”. Así lo recuerda hoy, una semana después de la emboscada sufrida en el Príncipe por seis trabajadores de Trace, una de estas víctimas. Todos están “hechos polvo”, “destrozados” por un suceso en el que vieron cómo podían perder la vida. “Porque te sorprenden trabajando, el que más o el que menos tiene hijos, una novia, una mujer... ya no es por lo que le hagan a uno sino por lo que deja atrás”, explica en una entrevista mantenida con El Faro.
Con la amenaza presente en forma de pistola, este trabajador rebuscó, nervioso, entre sus bolsillos. “Le di lo que tenía, 3 ó 4 euros y el teléfono móvil. Aun así me cacheó”. A sus dos compañeros (iban tres en cada camión) le hicieron lo mismo. El atracador que llevaba la voz cantante, bien vestido y para nada nervioso, dirigió su arma sobre el pecho de los otros dos trabajadores de Trace, amenaza directa para conseguir el botín.
Los compañeros veían interrumpida su jornada laboral con un atraco contra el que nada podían hacer. Ni tan siquiera avisar a los otros tres compañeros que, en otro camión, estaban por llegar.
Y así esa mañana comenzaba la historia de uno de los atracos que mayor repercusión mediática está teniendo, enmarcado en la oleada de sucesos violentos que se están produciendo en distintos puntos de la ciudad (en las últimas horas han atracado a punta de navaja a una joven para quitarle el bolso e intentaron acceder a una vivienda en pleno centro estando incluso sus inquilinos dentro). “El otro” atracador “llevaba una especie de cúter con el que le quiso atacar a uno de los compañeros, se fue directo a darle en la cabeza pero le dio en el brazo”, recuerda. Obró de esa forma después de que uno de los trabajadores le dijera que no llevaba nada y el delincuente comprobara que le mentía. No le hirió porque el chaquetón de trabajo que visten los trabajadores de Trace es lo suficientemente gordo, pero lo desgarró por completo.
“Después llegaron los otros tres compañeros en el segundo camión y les atracaron igual, colocándoles la pistola en el pecho. A uno le dijeron que les diera todo lo que tenía si no quería que le llenaran de plomo la barriga. El que llevaba la voz cantante era el de la pistola, que hablaba perfectamente. Ambos iban vestidos muy bien, mejor que cualquiera de nosotros”, añade.
Cubiertos completamente con pasamontañas que dejaban solo ver sus ojos, ambos delincuentes aparentaban por su complexión física ser menores de edad. “Como mucho podían tener 17 años, iban completamente cubiertos, no podíamos verles más que los ojos”, añade.
Insistían en el botín, llegando a obtener la recriminación de una de las víctimas. “El conductor de uno de los camiones les llegó a decir que qué íbamos a llevar encima si nos estábamos buscando la vida trabajando. Entonces se fueron en dirección al Príncipe Felipe”, explica.
Después de los acontecimientos llegó la presentación de la denuncia en la Jefatura Superior y el inicio de una investigación que de momento no ha arrojado resultados efectivos, si se entiende por efectivo que los autores terminen en prisión preventiva. Durante la mañana de ayer, tal y como adelantó El Faro en su edición digital, las víctimas acudieron al Palacio de Justicia a participar en una rueda de reconocimiento. Entre los componentes de dicha rueda estaba el menor que poco antes había detenido la Policía Nacional. Los trabajadores de Trace no lo reconocieron, por lo que Fiscalía ordenó su puesta en libertad inmediata. Se trata de un menor de Ceuta. Según puntualizó ayer la propia Jefatura Superior en una nota de prensa, a este menor se le había detenido porque una de las víctimas lo había identificado previamente, en el marco de las investigaciones efectuadas. Tras esa identificación en sede policial realizada en base a los ficheros de que dispone el Cuerpo, se procedió a la localización del menor, que, ya en rueda de reconocimiento, no pudo ser identificado en sede judicial. Así que las cosas vuelven al origen: el suceso continúa sin ser esclarecido.
“Es imposible que los reconozcamos por cómo iban de tapados. Estamos psicológicamente hechos polvo, si nos mandan al Príncipe otra vez no vamos a subir”, añade una de las víctimas. El pesar de los protagonistas de esta historia se extiende a toda la plantilla que ve cómo el próximo lunes dejarán de tener escolta policial.
Las investigaciones siguen abiertas y apuntan a menores
La Jefatura Superior mantiene las investigaciones abiertas para dar con los dos atracadores a los trabajadores de Trace. Sospechan que los implicados sean menores de acuerdo con las declaraciones de las víctimas quienes, aunque no pudieron ver los rostros de los implicados, apuntan a que estos eran menores de edad por su complexión física. Iban bien vestidos y quien dirigía la actuación era el que portaba la pistola, plateada. Era el que llevaba la voz cantante ya que el segundo de los participantes solo obedecía órdenes. Ambos escaparon del lugar con las capuchas colocadas. En la misma zona se han producido varios atracos contra porteadores igual de violentos ejecutados por adultos y menores.
