Es una deuda histórica. Supone atender una cuestión de dignidad. MDyC pone el foco en ello, en asuntos en los que muchos otros no reparan en Ceuta.
En el cementerio de Sidi Embarek como en el de Santa Catalina hay muchos jóvenes enterrados a los que no dio tiempo a identificar precisamente por no disponer de medios de conservación como una cámara de congelación.
Ceuta sigue arrastrando condiciones tercermundistas en este ámbito, algo con lo que quiere romper el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía.
Se ha dado el caso de llevarse a cabo un enterramiento y solo horas después aparecer un familiar en Ceuta para identificarlo. La imposibilidad de aguantar un periodo algo más extenso lleva a estas decisiones dramáticas para muchas familias que no pueden siquiera estar presentes en el entierro de los suyos.
La formación que encabeza Fátima Hamed llevará al próximo pleno de la Asamblea una propuesta para lograr el respaldo de todas las formaciones para instar al Ministerio de Sanidad a facilitar los medios necesarios para que Ceuta disponga de unas instalaciones adecuadas para la conservación de cadáveres.
Instalaciones que lo garanticen mediante el sistema de enfriamiento y congelación dentro de la normativa vigente en sanidad mortuoria, así como el traslado del equipamiento y la aparatología forense al Hospital Universitario de Ceuta.
La dignidad de las personas
La diputada Nadia Mohamed defenderá este punto en la sesión plenaria prevista para finales de esta semana. Un asunto directamente relacionado con la dignidad de la persona y el abandono en recursos.
“La dignidad de una persona no termina con la muerte y esto debe ser una prioridad para las administraciones públicas. Sin embargo, Ceuta no dispone en la actualidad de ninguna cámara de congelación y hay tan solo tres de enfriamiento para conservar aquellos cuerpos sin vida en el marco del cumplimiento del reglamento de medidas de conservación adecuadas”, argumenta la diputada y portavoz del grupo.
“Un reglamento mortuorio que debe acatarse, que también obliga, por ejemplo, a mantener los cuerpos a unos grados de temperatura concretos además de establecer las horas que deben esperarse desde la muerte hasta el enterramiento”.
La insuficiencia de cámaras de enfriamiento y la inexistencia de cámaras de congelación para la preservación temporal de cadáveres en las salas de autopsias y otros espacios forenses habilitados genera numerosas dificultades.
Lo recuerda MDyC haciendo hincapié en la imposibilidad de identificar a personas fallecidas, la aceleración de enterramientos judiciales, o la permanencia prolongada de cuerpos en instalaciones sanitarias sin las condiciones adecuadas.
Una deuda histórica
“Estamos ante una deuda histórica y por el cumplimiento de ese reglamento debe velar la administración, garantizando los recursos necesarios para no llegar a situaciones extremas como las que se están viviendo en la actualidad”, explica.
“Sin embargo, desde este Ejecutivo se ha preferido no atender esa demanda, no disponiendo de instalaciones en condiciones que permitan conservar los cuerpos sin vida un mínimo de tiempo cumpliendo la normativa en materia de salud pública. Asimismo, provoca que se sigan perpetuando en el tiempo situaciones extremas, sin hacer un ejercicio de responsabilidad en materia de salud pública, siendo la Ciudad competente en sanidad mortuoria”, añade.
MDyC reclama disponer de unas infraestructuras imprescindibles en una ciudad que, “por su extrapeninsularidad y su condición de frontera”, se encuentra ya de por sí con “numerosas trabas burocráticas para el traslado de cadáveres”.
“Y esta situación se agrava especialmente en el caso de aquellas personas migrantes fallecidas en su intento de llegar a Ceuta, quienes acaban siendo enterrados en nuestra ciudad en la más absoluta soledad, sin posibilidad de ser repatriados, ni de recibir con dignidad el último adiós por parte de sus seres queridos”.
Desde el Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía de Ceuta consideran urgente abordar esta problemática y trabajar en una solución que permita garantizar un trato digno hacia las personas en el momento de su muerte.