Conocí a mi amigo Raju Shivdasani en las aulas de la antigua Escuela Universitaria de Formación del Profesorado. Aunque teníamos casi la misma edad, la vida nos había puesto en los papeles de alumno y profesor; sin embargo, su mirada no era la de un estudiante corriente. En la mirada de Raju, había pasión por la vida y una voluntad de aprender fuera de lo común.
Pasaron los años y tuve la suerte de disfrutar de su amistad, basada en el cariño, el respeto y la admiración mutua. Pude ver cómo formaba una familia con su querida Nitu, cómo se convertía en un maestro referente en Ceuta y cómo desarrollaba con valentía una capacidad de emprendimiento que le hacía feliz porque le permitía, en cierto modo, volar, su gran pasión: volaba pensando cómo ayudar a otras personas a aprender idiomas o a conseguir una titulación académica que les permitiera trabajar dignamente; volaba ayudándonos a todos a ser, con sus múltiples iniciativas, mejores personas.
Raju era un emprender educativo y también era un emprendedor digital. Tuvo la visión, compartida hoy con muchos de nosotros, de que educación y tecnología tienen que estar unidas por dos razones fundamentales: la primera, porque la tecnología puede ser una poderosa aliada y una palanca para el aprendizaje y la educación inclusiva de calidad; la segunda, porque la educación no puede quedar al margen del proceso de transformación digital o correrá el riesgo de convertirse en un anacronismo si ofrecemos a nuestros menores una educación no-digital en un mundo tecnológico.
Desde esta perspectiva, a los profesionales de la educación les compete lanzarse a la ola de la tecnología para aprender a surfearla. No podemos esperar a que las grandes empresas tecnológicas sean las únicas que ofrezcan soluciones para la llegada de la tecnología al aula; los profesionales de la educación son quienes conocen las necesidades del alumnado, los fallos del sistema, los problemas que debemos resolver y cómo la tecnología puede ayudarnos en esa tarea: un docente puede ser un magnífico emprendedor digital, como lo fue Raju.
"La Junta teme que haya baja demanda para un título así en una ciudad como la nuestra"
En ese sentido, en Ceuta tenemos dos fortalezas importantes: por un lado, contamos con un buen número de profesionales que ya están en el camino de la transformación y el emprendimiento digital; pienso, entre muchos otros, en Pablo Dúo y sus múltiples proyectos en pensamiento computacional y programación, en María José Cayuela y sus proyectos en eTwinning, en Jesús Canca como embajador de EPALE o en Sergio González Moreu, que lleva años trabajando para que Ceuta forme parte del movimiento de las Aulas del Futuro, por no mencionar a muchos compañeros de mi propia facultad que provienen del aula y hacen investigación y transferencia de calidad. Ceuta tiene profesionales de la educación cualificados que llevan asumiendo el liderazgo en educación digital desde hace muchos años.
Por otro lado, Ceuta es la única ciudad de España que tiene una facultad donde se dan cita los estudios de Educación con el grado de Administración y Dirección de Empresa y el grado en Ingeniería Informática. Les animo a que busquen una facultad parecida en nuestro país, aunque ya se lo confirmo yo: no hay otra igual. En los pasillos del Campus de Ceuta nos encontramos docentes especialistas en Inteligencia Artificial con quienes estamos preocupados por las lenguas o la literatura infantil, quienes estudian la Contabilidad y el Marketing con quienes se dedican a la Historia, la Sociología, la Psicología Básica o la Personalidad.
Pues bien, desde la Facultad de Educación, Economía y Tecnología hemos decidido convertir todos estos factores en una fortaleza y proponer un máster que ayude a nuestro alumnado a seguir el camino que nos trazó Raju: el Máster Universitario en Educación Digital y Emprendimiento. Para ello se ha diseñado un título que capacitará para el emprendimiento digital educativo y en el cual participarán profesionales de las tres grandes áreas de conocimiento de nuestra facultad: Educación, Economía y Tecnología. Además, se propone para este máster una de las metodologías de enseñanza y aprendizaje más novedosas del continente europeo, la Team Academy diseñada en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Jyväskylä, Finlandia, un modelo de éxito contrastado que en la actualidad solo es accesible en universidades privadas en nuestro país. Esa es nuestra propuesta para el curso 2025-2026.
Sin embargo, en la primera evaluación realizada por la Dirección General de Coordinación Universitaria de la Junta de Andalucía en relación con la Programación Universitaria para el periodo 2025/2028 nuestro máster no ha recibido el visto bueno de la Consejería. No lo han rechazado de pleno pero sí nos han pedido que escribamos alegaciones porque la Junta de Andalucía teme que haya baja demanda para un título así en una ciudad como la nuestra, paradójicamente tan necesitada de salidas laborales para nuestros jóvenes y de un futuro económicamente sostenible para la propia ciudad.
"La batalla del futuro de Ceuta se libra en muchos frentes y la universidad es uno de ellos"
Nos piden que expliquemos su carácter de especialización, su carácter diferenciador: les puedo garantizar que lo vamos a hacer, porque es fácil hacerlo, porque es nuestra responsabilidad hacerlo y porque creemos honestamente que la Dirección General de Coordinación Universitaria ha errado en su evaluación, quizás por desconocimiento del contexto ceutí, por no haber entendido el sentido último del título o porque el volumen de propuestas de todas las universidades andaluzas ha desbordado su capacidad de hacer una evaluación justa y apropiada.
Sin embargo, hay mensajes que no se ponen por escrito, aunque están ahí y todos lo sabemos. La realidad es que desde Ceuta vemos que las titulaciones crecen en Granada y Melilla sin parar mientras que cada nuevo intento de avanzar en Ceuta es un parto largo y doloroso para el cual es necesario vencer resistencias feroces; ya lo vivimos con el Máster en Innovación y Mejora en Atención a la Diversidad que se imparte en nuestro Campus y mucho tememos que estemos ante una reedición de aquella lucha con este nuevo máster.
Por este motivo me atrevo a escribir estas letras para invocar la presencia y la memoria de los profesionales de la educación de Ceuta y paraa apelar a la responsabilidad de nuestros representantes políticos: si queremos que Ceuta sea una ciudad universitaria, hay que comprometerse.
Desde el Campus haremos las alegaciones pertinentes, por supuesto, pero si Ceuta quiere ser universitaria las soluciones no pueden venir sólo desde el Hospital Real granadino o desde Cortadura del Valle sino desde la Gran Vía y la Plaza de los Reyes: la Ciudad Autónoma debe liderar el crecimiento de la universidad en Ceuta - tanto en grados como en posgrados, investigación, transferencia y extensión universitaria - con apoyo a través de los presupuestos y con contactos de alto nivel que incluyan a la Junta de Andalucía y al Ministerio, el cual también debe sentirse interpelado por la Delegación del Gobierno como agente activo en el porvenir de Ceuta.
La batalla del futuro de Ceuta se libra en muchos frentes; la universidad como fuente de conocimiento y de riqueza es uno de ellos, pero todos tenemos que dar lo máximo de nosotros para que algún día podemos decir que Ceuta es una ciudad universitaria. Nadie nos regalará nada, pero si nos ponemos de perfil, será el futuro quien venga a reclamarnos qué hicimos cuando tuvimos ocasión de actuar y decidimos no hacerlo. El mañana de la Ceuta universitaria se construye hoy: no valen más excusas pues no hay tiempo que perder para empezar a trabajarlo.