Chacón aclaró a los periodistas que había estimado “oportuno” reforzar las medidas de seguridad ante los hechos acaecidos, ordenando que fueran agentes especialistas, de unidades como la UIP o la UPR, los que se encargaban del cometido. La incorporación de los policías constituye, a juicio del delegado, una “medida preventiva” a modo de plan de choque ya que nadie puede saber el comportamiento que van a tener los inmigrantes. “Hacemos lo que podemos”, significó, calificando la actitud de los díscolos de “inaceptable” y “mala”.
Encontrar una explicación a lo que está pasando en el CETI resulta complicado, de hecho el propio delegado indicó que las “causas son complejas” y dejó claro que lo que pretenden quienes organizan estos motines no es más que “doblegar el Estado de derecho”; algo que “vamos a segurar”.
De momento tras las dos algaradas consecutivas organizadas ayer se ha procedido a la detención de sólo una persona, que se encuentra ya en libertad: se trata del llamado ‘el general’, considerado líder del grupo de francófonos que lidera estos movimientos.
Por su parte España trabaja ya en la firma de acuerdos con Camerún y Senegal para poder repatriar a los sin papeles que se encuentran en centros de Ceuta o de la península a sus lugares de origen previo reconocimiento de la embajada. De momento las gestiones para lograr dos acuerdos con estos países han fracasado y ahora el Gobierno tiene a un diplomático en Camerún precisamente para intentar que lleguen a buen puerto y se pueda trasladar a sus países a los detenidos en España como única vía posible.
Cierre completo del campamento tras un altercado a la hora de la cena
La intervención policial que tuvo lugar en la noche del martes al miércoles en el CETI fue la primera llevada a cabo tras la orden de refuerzo publicitada por Fernández Chacón y estuvo orientada a controlar la algarada ocurrida en el turno de la cena entre varios inmigrantes. Los agentes actuaron dentro del CETI separando por grupos a los integrantes del colectivo de francófonos del resto y acordonaron las instalaciones incluso por la zona de la Hípica. Se tuvo que efectuar varias descargas de material antidisturbio al aire para calmar los ánimos. La Policía tuvo que permanecer en activo durante varias horas hasta que la normalidad volvió a imperar, justo cuando los agentes soltaban a un subsahariano retenido en el enfrentamiento cuya esposa, embarazada, temía que se lo llevaran arrestado a la jefatura. Los trabajadores del campamento permanecieron tranquilos después de una mañana frenética en la que algunos optaron por abandonar su puesto de trabajo quedándose, además de seguridad, limpieza y cocina, la gente de mantenimiento y almacén. Hay disparidad de opiniones en torno a la presencia policial en el CETI ya que incluso sectores del Cuerpo no consideran que sea oportuno estar visibles ante el temor de que se genere un mayor rechazo entre los inmigrantes. La versión policial contrasta con la ofrecida por los trabajadores y dirección del centro.