Vivas y Fernández Cucurull hablaron ayer con la vicepresidenta y el ministro del Interior
No habían pasado ni 24 horas de la concentración celebrada el lunes por la mañana ante la fachada del Palacio autonómico cuando tanto el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, como el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, comenzaron a realizar gestiones con Madrid.
Mientras que Vivas lo hizo con el Palacio de La Moncloa, más concretamente con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el responsable de la Administración General del Estado en Ceuta lo hacía con el titular de Interior, Juan Ignacio Zoido.
El compromiso que había adquirido el ministro de Justicia, Rafael Catalá, tanto con los dos políticos como con los representantes del mundo empresarial de nuestra ciudad, era que en cuanto llegara a Madrid pondría en conocimiento de la vicepresidenta del Gobierno todo lo que había escuchado en la reunión que mantuvo en la rotonda del Palacio autonómico como último acto de su estancia en Ceuta.
El catálogo de las necesidades que tiene la frontera del Tarajal es perfectamente conocida en Madrid, porque ya son varias las reuniones que el presidente Vivas ha tenido tanto con la vicepresidenta, con el ministro del Interior, el secretario de Estado de Seguridad o hace unos días con el director general de la Guardia Civil.
En este último encuentro, el presidente de la Ciudad demostró su molestia porque sus argumentos no estaban siendo atendidos con la celeridad que requiere la situación que se vive en el paso fronterizo y que cada día que pasa empeora aún más.
Por ello, está claro que, desde el punto de vista político, la concentración que tuvo lugar el lunes ante la fachada del Palacio de la Asamblea ha venido bien a las tesis que defiende Vivas, que ha tomado el protagonismo en un asunto que es más competencia del delegado del Gobierno, pero el presidente ha enarbolado la bandera de las peticiones a Madrid tanto para lo bueno como para lo malo.
La mencionada concentración ha servido para que nuevamente la desastrosa situación que se vive en la frontera un día sí y otro también sirva como aldabonazo en la conciencia del Gobierno de Mariano Rajoy.
Después de las conversaciones que se mantuvieron en la jornada de ayer, las peticiones de los dos políticos de Ceuta han venido guiadas por la necesidad de que la voluntad política debe mostrarse con medidas urgentes e inmediatas y que no se puede esperar por más tiempo.
Parece ser, según ha conocido esta redacción, que las dos medidas que se pueden adoptar con la mayor celeridad posible son, por un lado, el incremento de miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para la posible apertura de más carriles en la frontera del Tarajal y la segunda, la obligatoria fórmula para incrementar la anchura del puente internacional, porque como se ha reconocido en más de una ocasión, es uno de los graves problemas, porque ese espacio nada más que permite un vehículo en cada sentido.
Tampoco se descarta que por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores o del Ministerio del Interior se mantuviera algún tipo de encuentro con Marruecos para intentar coordinar las actuaciones en la frontera, porque no olvidemos que se necesita de la colaboración de ambas administraciones.
No olvidemos, desde luego, que los promotores de la concentración que tuvo lugar el lunes ya manifestaron a la salida de la reunión con el ministro que esperarían una semana para ver si se adoptaba algún tipo de decisión, porque de lo contrario volverían a adoptar medidas de presión.