Primero me lo contaron. Después lo leí. Y más adelante lo escuché y lo vi en los informativos de la radio y televisión de Ceuta. Y sigo sin dar crédito a las insultantes palabras de la portavoz del Gobierno de la Ciudad de Ceuta, Yolanda Bel, a propósito de las manifestaciones de parados, y también de las críticas de los partidos de la oposición, UDCE y PSOE, por lo acontecido la noche de las lluvias torrenciales en la ciudad.
Yo comprendo que las personas tenemos sentimientos y autoestima. Es más, nunca he aceptado que por razón de ostentar un cargo público se tenga que ser un hipócrita. Es decir, tener un comportamiento de cara a la galería, y otro en la vida privada. Siempre me han repateado los cursis, los remilgados, o los que carecen de expresión en la cara. Por el contrario, me han gustado aquellos que son capaces de cantarle las cuarenta al que sea, que se expresan tal y como son, o que rectifican si se equivocan.
Por eso prefiero el desparpajo de Zapatero, que el inexpresivo rostro de Aznar; el atrevimiento del que fuera Alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, con aquello de 'la justicia es un cachondeo', que las grandilocuentes e hipócritas frases sobre el Estado de Derecho y la Justicia del actual Fiscal General del Estado, Conde Pumpido; la travesura de Esperanza Aguirre con su llamada a la 'rebelión de las masas', que los 'cantos de sirena' de la Vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado. Y por esta razón, la portavoz del Gobierno de Ceuta, Yolanda Bel, me gusta más cuando habla, aunque no diga nada, que el Consejero de Hacienda, Francisco Márquez, cuando nos anuncia magníficos planes presupuestarios, aparentando que dice algo muy importante.
Pero todo esto no significa que yo esté de acuerdo con lo que digan estos personajes. Ni que comulgue con sus ideas. Simplemente, a unos los veo más cercanos al ciudadano que a otros, aunque ni unos ni otros lo estén. Es el caso de las declaraciones de Yolanda Bel de esta semana. Una vergüenza. Aunque quizás tengan el valor de haber servido para evaluar el grado de nerviosismo en el que se encuentran los gobernantes locales, aunque aparenten estar tranquilos. Y además, han sido especialmente inoportunas, pues con lo del informe FUNCAS y las espectaculares acusaciones de la senadora Sanín sobre las connivencias del Partido Socialista con Marruecos, ya era suficiente para que Vivas y su Gobierno estuviesen tranquilos unos meses más. Es decir, solo han servido para cabrear más al personal y para restarle protagonismo a los magníficos datos que los expertos económicos daban sobre la economía ceutí.
Respecto al tema de los parados, pretender acusarles de que quieren ser funcionarios municipales, aparte de un insulto a la inteligencia, es una salida de tono impropia de una portavoz. No se debe juzgar así a las personas, ni jugar con los sentimientos y sufrimientos de aquellos que están pasando por una delicada situación. Claro, dicen que el ladrón piensa que todos son de su misma condición. Quizás por ello, acostumbrados como están ellos a que todos los que les votan les pidan entrar en el Ayuntamiento, no saben entender que una persona se manifieste para exigir una actuación más decidida y efectiva de los gobernantes en la adopción de medidas extraordinarias ante una situación muy especial, como es la del paro en Ceuta.
Sobre el asunto de la evacuación de algunos vecinos afectados por las lluvias torrenciales, no sé qué es lo que hicieron ellos, ni lo que considera la portavoz que hay que hacer. Yo entiendo que las autoridades públicas están para coordinar los dispositivos de emergencia, y para velar por su funcionamiento. Ir más allá, o insinuar que ellos estuvieron, poco más que menos, ayudando a los vecinos a sacar los enseres de sus casas, y que el que no lo hizo no tiene derecho a hablar, aparte de una petulancia, demuestra un desconocimiento supino del funcionamiento de la cosa pública.
Yo creo que lo que debería de hacer el Gobierno de Ceuta, incluida su portavoz, sería analizar el informe FUNCAS y explicar a los ciudadanos cómo es posible casar esos 'espectaculares' datos sobre nuestra situación económica, con el hecho de ser la ciudad de mayor paro de España.
O los parados no son reales, como dice el Delegado del Gobierno, o hay mucho dinero negro circulando, o los expertos no saben analizar la situación, que creo que es lo que ocurre, pues tener un menor decrecimiento económico que el resto de autonomías, no es más que el reflejo de que somos una ciudad en la que casi el 90% de su economía es de servicios, y de ella, más de la mitad, es del sector público.
En otras palabras, que somos el típico ejemplo de modelo económico 'colonial', en el que una gran masa de funcionarios disfruta de magníficos sueldos (bueno, algunos no tan magníficos) pagados por el Estado, y el resto sobreviven como pueden. Es el estatus al que nos están llevando políticos inexpertos, como Carracao, y gestores complacientes, como Vivas y Chacón, apoyados por todos aquellos que se benefician de las prebendas del poder, y amparados en la pasividad de una ciudadanía encandilada con jardineras de diseño y adoquines de colores. Y mientras tanto, la portavoz diciendo sandeces.