Más de 7.000 temporeras marroquíes han obtenido el visto bueno para regresar a su país de origen, repatriación que se está llevando a cabo en distintas fases. Mientras, en Ceuta, trabajadoras transfronterizas, currantes sin papeles y madres con hijos paridos en nuestra ciudad sin haberlo previsto, siguen atrapados porque el único pasaje permitido para lo que políticamente se calificó como ‘pasillo humanitario’ continúa cerrado. El rey Mohamed VI se ha olvidado premeditadamente de sus nacionales atrapados en Ceuta y Melilla, hasta el punto de permitir el regreso de quienes están en igualdad de condiciones pero en distintos puntos de la Península.
El 24 de mayo se llevó a cabo la última de las repatriaciones por el paso del Tarajal, después de dos salidas previas marcadas por la polémica. La primera, porque la lista fue impuesta a la Policía con una relación de personas en las que se incluyeron familias afines a la Casa Real llegadas de la Península en sus propios vehículos tan solo 24 horas antes. La segunda, porque vino marcada por el rechazo a las personas que habían sido subidas a uno de los autobuses al no cuadrar con las identidades del listo inicialmente aprobado. Después de todo esto solo ha habido confusión. Anuncios de la Delegación que apuntaban a traslados que finalmente no se llevaban a cabo, bulos que han provocado la llegada de marroquíes de la Península pensando que la frontera iba a abrir sus puertas, además de una suerte de intereses entre quienes buscaban sacar partido del río revuelto generado a costa de los atrapados.
Después de todo esto el mutismo. El silencio. Y, entre uno y otro, la indignación mostrada públicamente por los propios marroquíes que no entienden cómo no se les permite regresar a su país de origen, viéndose obligados a habitar una nave levantada a espaldas de su propia tierra. Es una absoluta incongruencia que genera situaciones de riesgo paralelas como las que protagonizan los súbditos marroquíes que buscan en el espigón del Tarajal la puerta abierta a su país bordeándolo previamente a nado. Dos meses después de la última repatriación, Mohamed VI se olvida de los compatriotas abandonados en Ceuta.
Por regla general el olvido se produce en
muchas monarquias y tambien en muchas republicas. Es generalizado.
Me da a mi que Mohamed VI se ha olvidado de TODOS los marroquíes. El cada día más rico y su pueblo cada día más pobre. Típico de países árabes.