La escritora, poeta y profesora de Lengua en el IES Siete Colinas, María Jesús Fuentes, es la ganadora de la última edición del Premio María de Eza por su labor literaria, académica y vital. Un reconocimiento que se da en Ceuta para poner en valor la trayectoria de esta poeta así como su dedicación en la lucha por la igualdad.
En esta entrevista abordamos cómo se siente, el papel de la poesía en la igualdad así como otros temas relacionados con la literatura.
¿Cómo se siente al haber sido la ganadora del premio María de Eza?
Sinceramente me siento cada día más contenta. Al principio estaba muy sorprendida, mucho, e incluso le comenté a compañeros y amigos que me sentía extraña. Todo ha sido muy rápido, pero conforme van pasando los días, lo que percibo es el cariño de las personas. Entonces, a lo mejor te parece una tontería, pero yo digo, ‘solo he recibido un premio muy importante, y además me honro por mis predecesoras’.
Es sobre todo el cariño de las personas, a lo mejor compañeros que hace años que no veo, que están en otro centro, amigos de toda la vida pero que no nos vemos cotidianamente... eso es lo que más te puedo reseñar. Y las muestras de afecto, entonces, lo que hacen es esponjarte el corazón.
¿Se lo esperaba?
Fue una sorpresa. Yo creo que incluso aunque te digan que hay posibilidad, un premio es siempre una sorpresa porque tú desconoces los otros candidatos, el gusto del jurado, los méritos ajenos, lo que se va a valorar... Todo eso lo desconoces. Yo me llevé una sorpresa redonda de estas que hacen que cuando te la están dando, te sientes.
"Todo ha sido muy rápido y conforme van pasando los días, lo que percibo es el cariño de las personas"
¿Cómo puede ayudar la poesía a la lucha por la igualdad?
La poesía es el discurso de los sentimientos, pero también, como dice Juan Carlos Mestre, es el discurso de la desobediencia. Eso significa que no podemos acatar todo pensando que es normal, sobre todo si hay una mirada hacia desigualdades o injusticias. En mi caso esa mirada siempre está alerta y candente. En Occidente todavía tenemos que seguir luchando por tantas cosas y en otras zonas a lo mejor no tan favorecidas, por lo menos por la ley. Entonces, el que tiene la poesía tiene la palabra. También el articulista, el periodista o el narrador.
En mi caso, no creo yo que esta facultad, suponiendo que sí lo sea, sea solo para hablar de mí, de lo que siento, ni de los sentimientos que experimento de forma excepcional o rutinaria. También está la poesía para hablar de amor.
Y hay que hablar de amor porque también es una forma de reivindicación. Pero tener la palabra, poder tomarla y no contar las historias de las mujeres que están padeciendo, que están sufriendo vejaciones, que están siendo objeto de venta, de maltrato, me parecería un desperdicio. No sé si es un don o no, no sé si yo lo tengo. Pero lo poco o mucho que yo pueda decir, desde luego, que voy a emplearlo lo más rentablemente posible.
El papel de la mujer en la poesía ha estado en un segundo plano. No se le ha dado el sitio que se merecían, pero ¿cree que hoy en día están valoradas?
Se está trabajando mucho en ello. Hay asociaciones importantes, yo pertenezco a alguna de ellas, como ACE, la Asociación Colegiada de Escritores, que está siempre velando por los derechos, no exactamente de las mujeres, sino simplemente por los derechos de los escritores.
Sí que parece que hay ahora más mujeres en los titulares o en algunos premios. Sin embargo, está costando que estén en los libros de texto mujeres reveladoras y valientes como Virginia Woolf, que han escrito libros como ‘Una habitación propia’ ya en su época. Todavía hay una desigualdad en la Real Academia, en los premios Nobel, en los premios Planeta, pero no de 6, de 8, de 10. Esta desigualdad solo demuestra que las mujeres, no solo las poetas, las escritoras en general, todavía están en un segundo plano. En ese sentido, quizás sea todavía una de las mayores conquistas que queda por hacer.
¿Como profesora de lengua, ¿considera que la poesía vive un buen momento entre los jóvenes?
No sé si hemos pasado un mal momento o no, pero creo que precisamente la juventud es un lugar para abonar, para sembrar. No me digas que no pensabas tú, con 14, 15, 16 años, en poemas de amor. Que más da que sean de amor, a mí me gustan los que también sean de igualdad.
Tengo comprobado muchas veces que empezar leyendo Bécquer es una forma de llevarlos a mi terreno, de recibir beneplácitos. Y luego, mi experiencia también es que si empiezas leyendo un poquito de poesía, del tema que sea, te acaba llenando, te acaba pidiendo más, te engancha. Entonces, a mí me da igual lo que lean, pero efectivamente me gusta dejar una parcela para la poesía.
Y luego, cuando les pedimos que escriban una poesía, cuando tocan las actividades o porque hay algún concurso en el centro, no creas que no nos sorprenden. Más que talento, a ver, hay frescura e intención. Puede que haya talento también, lo que pasa es que el talento hay que combinarlo con conocimiento e instrucción. Entonces, a mí me gusta decirles por buen camino, venga, esto promete.
Con 15 o 16 años tienes que leer mucho e irte formando hasta que vas encontrando el camino. Pero hay que empezar.
"La juventud es un lugar para sembrar. No me digas que no pensabas con 14 años en poemas de amor"
Entonces, ¿hay que ser un buen lector para ser un buen escritor y poeta?
Ah, sin lugar a dudas, en dos sentidos. Porque la lectura te forma y en el segundo sentido, y casi tan importante, porque una cosa es tener fuentes y tener autores de cabecera, y otra cosa es escribir para decir lo mismo que ya está dicho mejor. Entonces, si no lees mucho corres el riesgo del mal plagio. Y luego, por supuesto, es que la lectura es la que te forma. Si no lees a lo grande y a los medianos y no alcanzas a lo largo de tu vida un variopinto paradigma, entonces eres una persona ignorante. Las personas ignorantes no pueden luego escribir. Porque escribir un poco es también una manera, entre comillas, de dar lecciones o de expresar un pensamiento formado.
¿Qué opina de nuevos autores como Defreds que hacen como una ‘nueva forma’ de literatura?
Yo soy una persona abierta. Nosotros, en el Instituto para el Plan Lector, también adquirimos libros de Defreds o de Aitana, ¿por qué no? Es decir, entonces estaríamos censurando. Hay que estar abierto a todo tipo de lectura. ¿Que eso es lo que te ayuda a que vaya engendrando y haya un germen? Perfecto. ¿Que no nos podemos quedar ahí? Claro, porque, entre esta persona que hay que respetar, y Antonio Machado, Federico García Lorca o Juan Ramón Jiménez, desde mi punto de vista hay un trayecto enorme. Pero, ¿por qué no? Hay que estar abierto a todo. Yo soy una persona abierta, que creo que los jóvenes deben empezar leyendo lo que les gusta.
Siempre está escribiendo, ¿se encuentra inmersa en algún nuevo proyecto o libro?
Estoy muy ocupada con el libro ‘Al hilván que traza la luna’, que hace ahora, en marzo, un año que lo presenté en Madrid, y en mayo, un año que lo presenté aquí en Ceuta.
Sigo muy ocupada, llevo todo el año presentándolo por distintos lugares de la geografía, estuve en Castilla, distintos lugares de Andalucía, ahora la semana pasada estuve en Tarragona, la semana que viene voy al Instituto Cervantes de Tetuán... Entonces, tengo poco tiempo para escribir.
Mi próximo libro, a diferencia de este que es, a lo mejor, más amoroso y que lleva su parte femenina y feminista, son historias de mujeres. No todas es que hayan sufrido vejación o abuso, pero, en general, sí, va un poco por el lado este del compromiso de la mujer. Llevo con él ya más de un año, porque yo escribo despacio, luego lo dejo dormir. Está a mano, fíjate, no está ni pasado. Quizá ese vaya a ser mi siguiente libro.
"Escribo por la mañana muy temprano, con mi bloc de folios, a ser posible que no estén escritos por detrás"
¿Cómo es su proceso de escritura?
Yo normalmente escribo siempre por la mañana muy temprano, con mi bloc de folios, a ser posible que no estén escritos por detrás. Con mi tiempo, toda la mañana del sábado para mí. Entonces, sí, con tranquilidad.
También hay veces que el poema está bullendo tanto durante toda la semana que cuando me pongo ya sale a borbotones en una hora o media hora. Pero, bueno, sí, yo necesito mi tiempo, mi soledad, mi lectura. Fíjate que viajo mucho, que parece que llevo una vida agitada, pero, en realidad, a mí lo que más me gusta es la tranquilidad.
¿Qué consejo daría a personas que quieran dedicarse o que estén empezando en el mundo de la escritura y la poesía?
Aunque en realidad me paso la vida dándole consejos a mis alumnos, no me considero que yo sea persona de dar consejos. Pero para quien esté empezando, desde luego, paciencia. Porque, mira, habrá gente que, a lo mejor, te diga ambición. Pues yo no. Yo nunca he tenido ambición de nada. Yo escribo porque lo tengo dentro y porque se han ido concatenando las cosas fortuitas.
La fortuna me ha ido concatenando que este libro este hoy aquí y luego otro día en Madrid. Pero sin ambición. Es decir, que lo hagas porque te gusta, porque en eso encuentras una necesidad o una satisfacción. Simplemente es que tengas ganas de hacerlo, porque como decía José Hierro, también se escribe cuando tienes algo que decir. Ese es el consejo, sigue tu instinto.
¿Algo más que desee añadir?
Mi gratitud. No me cuesta pedir perdón ni dar las gracias, porque es una forma de establecer una relación afectiva a partir de algo que están haciendo por ti. Me gustaría que constara en la entrevista que estoy muy agradecida, de verdad. Tanto a los que me han propuesto, como al comité y, sobre todo, llevar la respuesta a un poco de la gente.