Las actividades educativas son muy reconfortantes cuando se realizan con ganas y se tiene la suerte de contar con un grupo de profesores entusiastas y volcados con la educación de los alumnos. Los valores de la educación son tantos que no sabría, tan solo, enunciar, un índice que le hiciera algo de justicia. Fernando Savater tiene un precioso ensayo sobre este asunto y José Antonio Marina también ha hecho poderosas aportaciones filosóficas y pedagógicas sobre el hecho de educar. A buen seguro que ambos defienden la educación holística en la que haya profesores que sean capaces de atraer a sus centros educativos experiencias enriquecedoras para los alumnos. Este es el caso del IES Clara Campoamor de Ceuta, donde uno se encuentra como en casa acogido por el equipo directivo encabezado por su amable y siempre atento director Alfonso Roldán. Los profesores Raúl Guerrero, Benedicto López y Juan Extremera de encargaron de preparar la actividad con los alumnos de Bachillerato y presentaron la pequeña charla en el salón de conferencias. Acompañaron a los alumnos también, las profesoras de ciencias María Roldan y Vanesa Rocha y el profesor Yasin Mohamed. Este último, estuvo muy participativo a lo largo de toda la intervención.
Por parte de la FMMC (Fundación Museo del Mar de Ceuta) fuimos dos personas, Manolo García, el joven biólogo que está principalmente dedicado al estudio y divulgación educativa de los tetrápodos marinos y un servidor. Una vez dispuestos en el salón, preparado con su pantalla y mesa para el ponente, nos sumergimos virtualmente por los fondos marinos de nuestra bendita tierra caballa durante una hora. Previamente quedó dispuesta, en el hall del centro, una exposición sobre algas invasoras que tanto han dado que hablar desde hace ya más de lustro desde la aparición de la terrible especie de origen japonés Rugulopterix okamurae. Esta agresiva especie perteneciente al grupo de las feofíceas (algas pardas) ha sido capaz de colonizar y acaparar una gran cantidad de territorio sumergido desplazando a otras muchas especies bien asentadas previamente en los fondos iluminados de las costas ceutíes. Desde hace tiempo, tenemos preparada una gran colección de algas que fuimos desarrollando, durante años, con la valiosísima ayuda de Juan Antonio Rosa Montes; en la actualidad contamos con una veintena de paneles con algas de diferentes regiones del Mediterráneo y el Atlántico. Sin embargo, al instituto mentado solo llevamos tres paneles de algas, centradas en mostrar solo las especies invasoras citadas en nuestros fondos marinos y algunas otras propias del Mediterráeno oriental. Especies, que fueron recogidas principalmente de la región libanesa, gracias a campañas científicas desarrolladas en esas fascinantes costas hace ya algunos años, junto a colegas de la Universidad de Alicante. De la misma forma, incluimos tres de los paneles explicativos que forman parte de una exposición particular dedicada al alga invasora R. okamurae, y que trata de ofrecer una explicación plausible a la aparición de esta plaga en nuestra región geográfica y las graves consecuencias que ha tenido para los hábitats y las especies marinas del Estrecho de Gibraltar y mar de Alborán. Su presencia inesperada en nuestras costas y los efectos perniciosos ocasionados están enmarcados dentro del concepto de Cambio Global, cuestión que va mucho más allá del Cambio Climático y hace hincapié en todos aquellas actuaciones irresponsables que acometemos los seres humanos en nombre de un progreso económico mal entendido. Por suerte para los alumnos, la charla no solo versó sobre las especies invasoras sino que se trató de ofrecerles una visión del medio marino ceutí procurando motivar a sus mentes jóvenes sobre la preciosa naturaleza que tienen a su alrededor. Pues sin ser advertida por muchos de ellos, existen numerosos misterios biológicos escondidos bajo la superficie del mar. Un momento encantador de la exposición ocurrió a colación de una pregunta formulada por el profesor Yasin. Su cuestión estaba orientada a recabar mi opinión sobre las posibilidades de futuro del mar ante la creciente onda de desarrollismo neoliberal que está asolando el planeta. Por mi parte, no estaba dispuesto a dar un mensaje catastrofista o apocalíptico, pues desde que soy creyente en Dios, me embarga una profunda confianza en el Altísimo. Y por ello, a pesar de ver y observar mucho daño, irresponsabilidad, sinrazón y codicia en las actuaciones humanas, también tengo fe y esperanza en la solución que adopte el Creador de todo lo que existe. Para mi sorpresa, los alumnos prorrumpieron en un aplauso sincero que me llenó de esperanza, porque hay todavía muchas personas que creen en un Dios único y eso incluye a los jóvenes adolescentes. La charla transcurrió con un buen clima y el comportamiento fue más que correcto y en ningún momento sentí incomodidades. Sin bien, ofrecimos la posibilidad de tener un encuentro distendido y permiso para interrumpir durante la charla cuando les pareciera para hacer preguntas. Algunas veces, respondía a sus preguntas con otra mía, y les propuse que resolvieran pequeñas incógnitas sobre las corrientes o el clima submarino. Intenté desplegar, de la mejor manera que supe, todas las herramientas que recordaba, de una época ya muy lejana, en la que trabajé unos años como profesor interino, por distintos institutos de educación secundaria de Ceuta. Me gusta siempre en mis intervenciones contextualizar el trabajo que desarrollamos en el medio marino de Ceuta con la milenaria historia que atesoramos los caballas y resaltar a alguno de nuestros personajes más ilustres. Siempre que puedo, animo a todos, a sentirse orgulloso de ser ceutíes y vivir en esta maravillosa ciudad. Realmente adapté una ponencia científica al contexto de la Educación Secundaria pero pienso que los mensajes se dieron con sencillez y simplificados para que no abrumaran a estos jóvenes quizá cansados de pasar demasiadas horas en las aulas. Terminé comentando que podían participar dentro de un programa de voluntariado que queremos poner en marcha junto a la UGR; la ciencia ciudadana es una buena forma de obtener formación y realización personal colaborando en proyectos edificantes para la sociedad.
La Fundación Museo del Mar de Ceuta está al servicio de la sociedad y se nutre de fondos públicos. Por todo ello, es lógico que estemos siempre desarrollando información científica útil y actividades y proyectos que repercutan en el corpus social. Desde aquí animamos, una vez más, a las autoridades ceutíes a tomarse más en serio la restauración del edificio del Museo del Mar y su posterior apertura al público con una exposición permanente y los fondos suficientes para realizar una exposición anual sobre diversos temáticas de interés tanto sobre la historia natural como la marítima de la región de Ceuta y su entorno.
Ciertamente, debo reconocer que llevo al Clara Campoamor muy dentro de mi corazón por haber sido la última institución donde mi querida esposa estuvo dando clases de dibujo, y sobretodo, por el sincero cariño que le procesan, desarrollando un premio de “fotografía en la naturaleza” que lleva su nombre y que se convoca anualmente.