La manipulación: Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares.
Esta definición de la Real Academia Española (RAE), nos sirve para calificar a aquellos que se sirven de medios de comunicación, para a escondidas y cobardemente atacar instituciones.
Entiendo que el autor de tan tendencioso artículo no es periodista, porque el periodismo sirve informando, acción que es la expresión esencial del servicio que presta. No es excusable ni tolerable, que quién lo haya escrito aproveche tras citarme como autor y transcribir un párrafo de mi libro sobre el origen de las salvas en Ceuta, narrar a continuación supuestos hechos de su propia cosecha que no se ajustan a la verdad, confundiendo al lector sobre la autoría de tales afirmaciones. Debe ser la exactitud del hecho narrado, la premisa a seguir por el código ético personal de quién lo cuenta, algo que no ha ocurrido en este caso, siendo el simple hecho del anonimato un factor que desvirtúa la posible veracidad.
Simplemente trato de dejar claro escribiendo esta carta; en primer lugar, que no comparto en absoluto las opiniones vertidas por el oculto y anónimo autor del artículo. Por cierto mal informado en cuanto al contenido, extemporáneo en cuanto al problema de las distintas especialidades y desconocedor de las capacidades de un artillero para tirar salvas.
En segundo lugar que me desvinculo totalmente de las “opiniones” vertidas por este anónimo articulista y con las “fuentes militares” citadas, a las que desconozco. Siempre he tratado con la única fuente oficial autorizada, que es la Oficina de Comunicaciones de la COMGE.
Por último, informales que pueden contar conmigo, como siempre ha sido, para cualquier consulta sobre mis obras, que han sido todas altruistas y regaladas a Ceuta y escritas por y para Ceuta.