La Feria es una semana al año. Y Ceuta quiere cogerla con fuerza después de dos de aplazamientos y tres de espera. Sin embargo, la normativa muchas veces ‘corta’ el ánimo de los más fiesteros y provoca que las personas venidas con puestos de comida no aprovechen al máximo una ocasión como estas Fiestas Patronales. En los últimos días se están dando quejas por parte de las personas que regentan estos negocios ya que tienen que cerrar muy pronto, casi a la par que las casetas de marcha y las discotecas.
El Faro de Ceuta ha conocido el malestar de estos feriantes que trabajan en puestos de patatas asadas, shawarma, bocadillos, churros, gofres… y que tienen que bajar la persiana muy pronto en relación a como lo han hecho en otras ferias, justo a las seis de la mañana cuando el ferial apaga las luces debe empezar la recogida.
Precisamente, es el momento de mayor tirón para estos puestos a lo largo del día, ya que es cuando los jóvenes salen de discotecas y casetas con ganas de alimentarse tras la noche de fiesta. Se entiende que son la respuesta a la ‘segunda cena’ o la manera de reponerse tras una noche de alcohol, ya que las casetas son las que acaparan más el turno nocturno de las cenas.
Las quejas son también por parte de los usuarios que cuando son desalojados tras la última canción apenas encuentran lugar para saciar el apetito, puesto que son minutos los que las fuerzas del orden dejan a estos puestos con la luz encendida. Tan pronto como se apagan las casetas, los agentes empiezan a visitar los puestos de comida para avisarles de que tienen que proceder al cierre.
Todo ello, en una Feria de Ceuta 2022 que entre otras cosas está marcada por la falta de público marroquí debido a la nueva situación de la frontera que pone muy difícil a los habitantes del país vecino a venir en masa a las fiestas caballas como han hecho históricamente.