La historia se ha conocido esta semana. Ella, Luisa Arias Madrid, la ha dado a conocer: le despiden de sus labores dentro del Comité de Árbitros de la Federación de Fútbol. Y la excusa que le dan es que tiene un hijo, que es MADRE y que no puede entregarse al cien por cien en su labor. El asunto es lo suficientemente grave como para que sea obviado por esta sociedad. Es tan insultante que no debería pasar ni un día más sin que haya una explicación oficial por parte de la Federación, que responda ante la grave denuncia expuesta por esta mujer que podríamos ser cualquiera de las que hemos elegido ser madres. El silencio es destructivo más si cabe en torno a un asunto que nos afecta a todos y que nos puede destruir como sociedad.
¿Desde cuándo a una mujer se le valora su rendimiento teniendo en cuenta si tiene o no hijos? Me avergüenza solo plantearme esta cuestión, en una sociedad que sigue siendo dominada por los machos que olvidan quiénes les parieron, qué madres hicieron de ellos unos hombres de provecho para que esta sociedad siga arrinconando a las mujeres, dividiéndolas o valorándolas según sean o no fértiles. ¿Es una madre un problema para arbitrar un partido? El problema sería tener árbitros corruptos o nefastos, pero ¿tener un hijo, llevarlo al campo para que vea el deporte, criarlo a tu lado?, ¿desde cuándo eso es motivo para dejar de lado la función que hasta ahora había desempeñado Luisa?
La Federación debe romper su silencio porque lo denunciado por Luisa Arias Madrid es demasiado grave
Insisto, pasar de puntillas sobre este asunto es lo peor que podemos hacer, sería un claro ejemplo de que nos dejamos dominar por una sociedad que va mal encaminada si permitimos que valore el trabajo según la fertilidad de quien lo desempeña, avanzando aún más en la cosificación de las mujeres. ¿Cuánto nos queda por aguantar?, ¿hasta el punto de permitir que un prisma masculino sea el que nos catalogue para hacer bien o mal nuestro trabajo?
Hemos peleado mucho para tener que conocer este tipo de situaciones, parecía que habíamos llegado a una situación en la que se nos podía valorar más allá de nuestra condición sexual. Parece que no ante decisiones como la denunciada por Luisa Arias Madrid y silenciada, de momento, por una Federación que ha optado por mirar hacia otro lado sin saber el daño que están haciendo a todas ‘las Luisas’ que nos sentimos orgullosas de trabajar, parir y criar a quienes están llamados a protagonizar una sociedad en la que no quepan esos renglones torcidos.