Mientras la Policía Científica investiga ya el origen del incendio sucedido en la madrugada del jueves en un garaje de la Rampa de Abastos, el malestar en el seno de la Policía Local aumenta. La motocicleta que quedó completamente calcinada era propiedad de un matrimonio de policías locales que están destinados en el 092, uno, y en el negociado de multas, la otra. El caso se entiende ya como un claro atentado contra la Policía Local, el segundo que se produce en pocos meses, ya que el pasado agosto dos compañeros de la UIR sufrieron la quema de sus vehículos, estacionados, igual que ahora, dentro de un garaje vecinal. Poco después también sufrirían atentados de este tipo un par de agentes de la Policía Nacional y un vigilante de seguridad. ¿Qué sucede ahora? Que los policías temen que se esté volviendo a la época de mediados de 2000 cuando se produjo un repunte en la quema de vehículos pertenecientes a agentes, llegando a tratarse este asunto en el Congreso. Las miras apuntan hacia la Jefatura a la que piden que se adopten medidas protectoras y que no haya problemas para subsanar, económicamente, los daños patrimoniales ocurridos.
A falta de una conclusión final, se baraja, como origen del incendio, un ajuste de cuentas.