Si repasamos con atención la historia contemporánea desde la Revolución francesa hasta nuestros días se puede llegar a la conclusión de que los acontecimientos políticos no cesan de empeorar con algunos momentos de calma para solo desembocar en nuevas convulsiones. Tal y como expone el filósofo Peter Sloterdijk en su ensayo sobre la modernidad y sus consecuencias sociopolíticas, la historia contemporánea es una alocada caída hacia delante, que todavía no ha tocado fondo. Visto bajo la perspectiva del magistrado Vázquez Taín, sería un gran mar sin fondo para la corrupción, al referirse al actual estado de la inmoralidad política protagonizado por los hijos (entiéndase como herederos de la mentalidad) del régimen franquista. De todos modos, volvemos a insistir sobre la generalización del fenómeno de la corrupción, o si se prefiere de la socialización de la corrupción o de las sociedades corruptas; alcanza a todos los niveles del sistema civilizatorio humano y nos envuelve en su asqueroso hedor adulterado y muy civilizado. A pesar de eso, no se pueden negar ciertas deudas con nuestra animalidad en el hecho de la corrupción y acaso por este motivo Sloterdijk quiere dejar constancia de que “Corrupción no es solo aquello que les sucede a los servidores del Estado cuando no son capaces de resistirse al encanto de un segundo sueldo, o lo que a los gobernantes les inspire la idea de que derecho y ley sean nada más que otros nombres para sus caprichos…….
La superación de la corrupción sería la contrapartida laica del arrepentimiento, con el que en la tradición cristiana comienza la rehabilitación del ser humano. Superar la corrupción es el momento culminante del aprendizaje. Un aprendiz de verdad no solo amontona informaciones, entiende que el aprendizaje auténtico tiene algo de conversión”. Claro que, en esta ética, mirar para otro lado señor Vivas, no exculpa de la culpa de dejar hacer y no querer ver lo que se hace con el dinero público o las viviendas sociales por poner un ejemplo cercanísimo y de máxima actualidad ceutí. Desgraciadamente, la fiesta tardo franquista toca a su fin y ya están esperando los hijos terribles de la pseudo-democracia para inaugurar una nueva época en la que nos van a enseñar a todos como es la democracia popular de verdad, en muchos casos haciendo corrillos en las calles, escupiendo rencor de clase y gritando obviedades sin la mayor profundidad cultural. Si los partidos políticos “llamados tradicionales” pusieron de moda colocar en puestos con sueldos millonarios a cualquier miembro de su clan (léase como perteneciente al mismo partido) (véase al señor Montoro defendiendo hace un par de días al inapropiado director general de la Guardia Civil para un puestecito “merecido” en una empresa entrañablemente amiga). Ahora puede que los dirigentes de “Podemos” inauguren “nos vale cualquiera que quiera defender las asambleas callejeras y deteste a las castas de aprovechados” que es algo que espantosamente se podría llegar a parecer mucho a las atroces consignas gritadas antes de la condena a muerte de Luis XVI; conviene recordar que se guillotinó al rey por un solo voto de diferencia y fue porque algunos no quisieron quedar estigmatizados de escasamente patriotas ante el abucheo generalizado del populacho enfervorecido por los charlatanes oficiales de la radicalización revolucionaria. La transición hacia la nueva pospolítica se hará sin guillotinas, que serán sustituidas por el juicio mediático bien aprendido gracias al magisterio de políticos profesionalizados, los imprescindibles de los partidos de siempre. Obviamente, los que no estén convencidos callarán cobardemente ya que si el funcionario tiene claras sus instrucciones hará lo que se le encargue, sea lo que sea. Los partidos tradicionales y sus aliados no dejarán de ser tratados como aristócratas venidos a menos (la Escopeta Nacional es un divertido ejemplo o ¿acaso no fue Franco un producto militarista del antiguo régimen?, no fue a su manera un pequeño Napoleón bajo palio que se quiso perpetuar?) y expulsados de sus privilegios con lo que la historia puede dar un giro copernicano y quizá volver a repetir los capítulos más infelices.
Estos muchachos de Podemos también querrán cortar amarras genealógicas con el stablishment político pero sus actos los delatarán pues no dejan de ser hijos terribles de la casta. En esta revolución de los politólogos universitarios madrileños parece que hay muchos actores de la movilización ciudadana que, con alguna excepción como las de Colau o Carmena, han quedado relegados a la nada. De hecho, la revolución ya estaba iniciada en muchos sectores de la sociedad civil e incluso ha prendido en los partidos renovadores y también parece que está creciendo sin pausa en el PSOE. Sin embargo, el Podemos de Iglesias quiere liderar la gran revolución de nuestros tiempos y lo que menos desea es ver moderados a su alrededor. Al igual que en Rusia, antes que Lenin regresara de su exilio escandinavo la revolución había triunfado en febrero de 1917 y se había constituido un gobierno democrático provisional, y cuando los Bolcheviques solo obtuvieron un escaso porcentaje de votos Lenin disolvió la Duma y desactivó el proceso social-demócrata por considerarlo burgués. Otra consecuencia de los hijos terribles de la modernidad en general es su capacidad para considerarse iluminados, además, su relación genealógica se puede rastrear fácilmente pues los paralelismos con sucesos históricos anteriores son evidentes. Todos los hijos terribles tienden al totalitarismo o a que la cosa termine en totalitarismos más o menos cruentos y más o menos soportables.
En Ceuta, el magisterio tardo franquista de la política municipal está siendo desastroso para los acólitos que moldeados como el barro van adquiriendo el cuerpo necesario para tolerar la toxicidad del político profesionalizado adepto al poder por necesidad vital, por lucro o por simple estupidez y falta de reflexión. Nuestro alcalde es uno de los grandes provocadores del fenómeno de la pospolítica que nos espera. A pesar de no querer desentonar es un gran desentonador democrático hasta el punto de no terminar de comprender el concepto de la renovación y enfoca solamente la participación electoral cada cuatro años. Bajo ese traje de chaqueta y el modesto bigote hay pura dinamita para el populismo y la reelección continua; hay un supermandarín de la pseudodemocracia española que a pesar de que piensa que también rompe genealógicamente con el pasado franquista, su sombre le persigue ya que legitima la perpetuación en el cargo con una participación electoral más que discreta. A cada adversidad judicial, el ciudadano Vivas (mejor se vaya acostumbrando por si los nuevos revolucionarios profesionales deciden juzgarle mediáticamente en el futuro) antepone un memorándum o si hay actividad policial directa convoca un “gabinete de crisis” con la misma cohorte que provoca los problemas (suerte que no consulte a Fernández Cucurull y su amplia y vacua experiencia de despacho).
Cuantas veces el ciudadano Vivas ha prometido “lo tuyo está en la firma” o “ve a hablar con fulano sobre la vivienda que te mereces” o quizá un “para ti sí que se puede hacer el esfuerzo”. Si por algo debiera ser juzgado este ciudadano es por sus enormes pecados de omisión en los que deja hacer y se queda mirando para otro lado con toda la burocracia protectora a su alrededor. Muchas preguntas podría hacerle un tribunal cívico como ¿por qué una persona de su partido ha pasado varios años cobrando un sueldo muy por encima de su capacitación en la desaladora de Ceuta, por qué continúan activos en política personas con tan escasa preparación?; ¿por qué promociona viviendas sociales para personas con ingresos más que suficientes (hasta 50.000 euros)?; ¿por qué se gasta impunemente el dinero de todos en obras faraónicas sin consultarnos?; ¿por qué no deja de contribuir a la inseguridad jurídica y comienza a responder a los escritos por muy incómodos que les resulten?; ¿por qué no acepta la ayuda desinteresada de muchos en beneficio de todos a la hora de diseñar parques o llenar de contenido zonas vacuas y descuidadas?; ¿por qué lleva permitiendo ya dos legislaturas que desde el área de medioambiente se ignoren nuestras propuestas?, ¿por qué ampara esta forma de matonismo político?; ¿por qué sigue in eternum mirando para otro lado cuando algo le da miedo? y sobre todo responda ¿cómo admitió dos legislaturas a una persona que según su vocero mediático particular nunca le gustó?. Usted es el gran responsable de lo ocurrido en ENVICESA señor Vivas pero le gusta tanto el poder que no tendrá los arrestos para asumir su responsabilidad.
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