Nos conviene que haya tensión”, Zapatero dixit. En eso anda asentada lo que queda de la izquierda española, los más radicales, los más intolerantes, aquellos cuyo leitmotiv es el odio visceral a los Populares, al conservadurismo y a la Iglesia Católica.
No acabo de entender como ahora que Podemos quiere despenalizar las falsificaciones, le montan un cirio, una campaña para que dimita la presidenta de la Comunidad de Madrid. Los mismos que se pasan por el forro el código ético de su partido con dos imputados por malversación, Íñigo Errejón y Monedero, uno suspendido de empleo y sueldo de 1.825 euros mensuales por absentismo laboral en la Universidad de Málaga, y el otro pillado intentando defraudar 425.000 euros por un informe inexistente de una moneda inexistente. Estos pidiendo explicaciones a Cifuentes por una supuesta falsificación curricular.
El hecho sería una nadería, una pataleta de niño chico incapaz de hacer oposición, pero la situación política en este país ha llegado a tan bajo nivel que se están poniendo en peligro, no ya las pensiones o los salarios, sino la democracia y las instituciones públicas.
Lo ocurrido en la “no go zone”, Lavapiés, con el hombre infartado y socorrido por la policía no tiene parangón en democracia. Es asombroso asistir a la generación de bulos que agitan la calle por parte de los políticos de Podemos con responsabilidades en el Ayuntamiento de Madrid. No sólo han sembrado violencia y generado desperfectos y daños por miles de euros que saldrán del bolsillo del contribuyente.Además han propiciado una corriente de opinión para convertir Lavapiés en el paraíso de las mafias del tráfico humano y el refugio de la venta ilegal y fraudulenta.
Toda actividad al margen de la ley sólo produce más actividad al margen de la ley. Más top manta, más fraude a seguridad social, más oportunidades de explotación, más trata de humanos, más marginalidad, más inseguridad, más destrucción de una sociedad ética.
Pero ahí no acaba la cosa con Podemos y su clara intención de agitar a todo el país. Ahora quieren modificar la Ley de Amnistía para poder juzgar los delitos del franquismo. Los mismos que salieron del Congreso para no aplaudir a los padres que defendían la Prisión Permanente, quieren revocar y juzgar supuestos delitos que ocurrieron hace más de 42 años, suponiendo además que no hayan prescrito.
Agitan estos vetustos comunistas a los pensionistas, sin contar por ejemplo que Zapatero congeló las pensiones con el voto a favor de P. Sánchez, o que entre los 100 diputados que todavía cobran una jugosa pensión del Congreso está la líder comunista Cristina Almeida con un suplemento de 2.710 euros mensuales, o el caradurismo del mismo P. Sánchez que anuncia la vinculación de los salarios de los congresistas a la subida de las pensiones cuando él se acaba de subir el sueldo un 25% (100 veces más que los pensionistas) y gana el doble que un diputado.
Pero verdaderamente no les importa nada de eso, lo que realmente les importa es conducir al país a un estado de shock permanente, a una agitación global, a un sentimiento guerracivilista donde se sienten cómodos, en la violencia y desesperación, porque está demostrado que en un entorno democrático no tienen futuro alguno.