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Negó haber cobrado dinero, las amenazas y su relación con las listas
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Dijo que las decisiones las tomaba la comisión o la consejera de Fomento
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Los dos presuntos intermediarios niegan serlo así como irregularidades
Pasaban las nueve de la mañana cuando, a paso lento, entraba en el Palacio de Justicia el abogado de Antonio López. El mismo que recusó a la magistrada Raquel Lucini y el mismo que ha pedido que no se le cite por su nombre en las crónicas, al no considerarse protagonista de nada. Media hora después hacía lo propio quien sí es protagonista del ‘caso Emvicesa’, Antonio López, dentro de un coche de la Guardia Civil y procedente de Cádiz, accediendo a los juzgados por el garaje que conduce a los calabozos.
Y López habló por vez primera ante la magistrada. Y si alguien esperaba que iba a ‘tirar de la manta’ no lo hizo. Declaró tranquilo, convincente, hasta en ocasiones locuaz y sin escurrir el bulto a la hilera de preguntas que se le hacían, en la que era su primera declaración desde el día en que le comunicaron el auto de ingreso en prisión, el pasado febrero.
López negó todo. Todo lo que le ha situado como presunto jefe de una trama corrupta en torno a la venta de adjudicación de viviendas de promoción pública. Todo lo que le posiciona en el escalafón número 1 de las investigaciones presentadas en el juzgado por la UDYCO en la bautizada como ‘operación Fantasma’, como la lista que le llevó a todo este entuerto.
El exmiembro del equipo de Gobierno de Vivas declaró que no había recibido dinero, que las listas le venían impuestas por la propia consejería y que nunca se le había amenazado. Así que las testificales de presuntos clientes e intermediarios que declaran haberle pagado dinero, algunos incluso a él directamente, serían, según su manifestación, falsas, sencillamente porque negó hasta la saciedad haberse llevado un euro por desviar el cauce de entrega de las casas por otros senderos ilegales.
López dijo ante la magistrada Lucini que nunca hizo listados, tampoco baremó y situó toda la responsabilidad en la Comisión Local de la Vivienda y, en concreto, en la consejera responsable del área de Fomento, Susana Román. López se lavó las manos en todo lo que tenía que ver con la elaboración de listados, también en el famoso fantasma e hizo alguna alusión a la figura del presidente de la Ciudad, Juan Vivas, únicamente cuando se le preguntó sobre las órdenes de entrega de las casas.
Él negó que tuviera algo que ver, pero sí dijo que hubo órdenes de la consejera Román y del propio Vivas de que tenían que entregarse ya a pesar de que la lista no estaba aprobada dada la cantidad de viviendas ocupadas en el Príncipe que no reunían las condiciones. En varias ocasiones el exresponsable de Emvicesa deslizó la propia determinación del presidente de que se dieran ya las casas, cuya entrega se retardó notablemente.
Pero nada más. López no ‘escupió más arriba’ ni habló para satisfacer el run-run de la calle. Pasadas las dos de la tarde abandonó los juzgados de la misma forma como entró, en coche de la Guardia Civil, directo al puerto y en la misma situación procesal inicial. Su abogado solo deslizó que había declarado bien, nada más, sorteando los micrófonos de la hilera de periodistas que intentaban conocer alguna de sus impresiones después de haberse encontrado cara a cara con la magistrada a la que recusó. Por cierto que durante el interrogatorio la tensión en el ambiente de la sala fue patente.
De la declaración a la salida de igual forma
El abogado de López no quiso hacer declaraciones a la salida del Palacio de Justicia, manifestando únicamente que la comparecencia ante la magistrada había ido bien. La misma Guardia Civil que lo había traído hasta los juzgados fue la que lo sacó del edificio en un coche con las lunas tintadas. Salió directamente de los garajes del edificio judicial camino al puerto. Está ingresado en una cárcel peninsular.
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