Lucha feminista es sinónimo de lucha por la justicia, pues feminismo y justicia son conceptos indisociables. Reclamar igualdad real entre el hombre y la mujer continúa siendo una cuestión crucial en el entorno de una sociedad en la que el patriarcado sigue expresándose a través de elementos que van más allá de evidencias como el escandaloso número anual de feminicidios (más de una veintena de asesinatos en lo que va de año), la injusta brecha salarial, la cosificación de la mujer o la división sexual del trabajo.
Todavía hoy queda mucho por recorrer en el camino de un feminismo militante y activo que se presenta como única alternativa al machismo imperante y, por desgracia, tan naturalizado e interiorizado que es capaz de adoptar formas aparentemente invisibles, pero cuyas consecuencias producen el escenario que posibilita la aparición de los modos más visibles y dramáticos.
El 8 de marzo es un día para celebrar lo conseguido en materia de Igualdad, pero también para llamar la atención, con más énfasis, sobre todas las actitudes machistas que se producen día a día. Es necesario que, como sociedad, hagamos autocrítica, que nos concienciemos y entendamos, todas y todos, que el avance de las demandas del movimiento feminista es fundamental e imprescindible si queremos lograr una democracia de calidad. Y que esta lucha se encuadra en todas las facetas de la vida cotidiana. Hoy es un día para recordar que, efectivamente, LO PERSONAL ES POLÍTICO.