“Llevo 27 años reuniendo insignias y no me canso lo más mínimo”

Lleva veintisiete años reuniendo insignias oficiales de clubes de fútbol y federaciones de todo el mundo. Lo que en un primer momento se había convertido en un hobbi ahora ha pasado a ser una “sana obsesión” que ha llevado a este ceutí a tener un auténtico tesoro futbolístico en su casa.

Francisco Javier Berral Huertas (Ceuta, 1964) ha logrado recopilar más de 4.000 pins, más de doscientas entradas de fútbol así como otros objetos que ha ido consiguiendo a base de intercambios, donaciones o de compras. Todo ello está en un salón de su casa, adornado con algunos carteles que sirven para dar aún más valor a esta colección.
Este funcionario municipal, el más pequeño de una familia de cuatro hermanos, valora que lo principal es que se trata de insignias oficiales de la época que regalaban los equipos o las federaciones, es decir, no se trata de imitaciones.
Casado y padre de un hijo -Javier-, este aficionado al fútbol, a la música, a la gastronomía y a los viajes no descansa para buscar su próximo objetivo, además de que tiene claro que algún día le gustaría mostrar esta colección a los ceutíes para que pudieran recordar viejas batallas futbolísticas o anécdotas asociadas con su colección.

–¿Siempre te han gustado las colecciones?
–La verdad es que lo que siempre me ha gustado es el fútbol. Pasé mi infancia en Patio Centenero, donde estuve hasta los once años, en el seno de una familia humilde, y luego nos fuimos a Terrones.
–¿Eras buen estudiante?
–Normal, sacaba los cursos y llegué hasta el Bachiller Superior, lo que más me gustaba era la historia. Yo jugaba al fútbol todo el día con mis amigos, era delantero y estuve con el Atlético O’Donnell hasta los juveniles pero lo dejé porque ví que no tenía futuro en este deporte.
–¿Por dónde encaminas tu vida?
–Hice el servicio militar obligatorio en la Comandancia de Marina, donde estuve dieciocho meses, y luego empecé a trabajar en Provisiones Amaya de cajero en una época donde el comercio estaba muy boyante. Sin embargo, me fui voluntariamente para dedicarme a ser vigilante de seguridad en la empresa “Esabe Express” porque me apetecía un poco cambiar de aires.
–¿Cómo fue esa experiencia como vigilante?
–La verdad es que positiva, estuve un año en Algeciras y luego vine a Ceuta, ejerciendo la profesión en Endesa y Telefónica, principalmente, así como en el transporte de fondos de custodia del dinero que iba a los bancos o cajas de ahorros.
–¿Y cuándo entras en el Ayuntamiento?
–En el año 2000 cuando nos llamaron del INEM a cinco personas para una plaza de ordenanza, hicieron un examen y una entrevista y me eligieron a mí. Previamente, había estado haciendo cursos en la UNED y en el INEM así como estuve dos años como funcionario-interino en la prisión de Los Rosales donde era el llamado “demandadero”, que es como un ordenanza.
–Entrando ya en tu colección, ¿Cómo consigues la primera insignia?
–Fue en el año 1984 cuando el actual presidente del Goyu-Ryu, Mohamed Amar, y yo pedimos permiso al delegado del Racing de Ceuta de la División de Honor de Juveniles para acompañar al equipo en el autobús porque jugaban con el Real Betis en Sevilla. El delegado nos autorizó a desplazarnos con el equipo y al entrar al campo me dieron un pin del Real Betis, el cual perdí.
–¿Y el primero que conservas entonces?
–Al día siguiente de ese partido nos fuimos al Puerto de Santa María para ver el Cádiz-Athlétic de Bilbao y en el Hotel Caballo Blanco me regalaron una insignia del Athlétic de Bilbao y ahí empecé.
–¿Cómo decides empezar la colección?
–Esa insignia me llamó la atención y fui recopilando más cuando venían los equipos de fútbol a Ceuta, me acercaba a los hoteles, preguntaba por el delegado y me daban algunas. Asimismo, empecé a viajar y amplié la colección, siendo las primeras las del Palmeiras de Brasil en Algeciras, el Slovan de Bratislava en La Línea y la del Atlético de Ceuta.
–¿Cómo te las ingenias para ampliar tu campo de acción?
–A través de consultas de las guías de “Don Balón” donde venían las direcciones de los equipos, escribía una carta y muchos me contestaban mandándome un pin y otros no. Así obtuve algunas joyas como la de la Sampdoria o la Federación de Nueva Zelanda.
–Y la afición se convierte en una obsesión...
–Más o menos, porque veía que quedaba bonito y, además, me enteré que existía una asociación en España de coleccionistas de material deportivo, me hice socio y cada tres meses recibía un boletín y acudía anualmente a una reunión donde intercambiaba insignias.
–¿Es una afición extendida?
–Sí, no sólo en España sino a nivel mundial, aunque en Europa más porque antes había mucha afición en Sudamérica pero ha bajado mucho el número de argentinos.
–¿Se hacían antes mejores diseños de insignias que ahora?
–Sí, las antiguas eran más bonitas por el esmalte transparente que utilizaban. Ahora son menos definidas, se ha perdido un poco la calidad y se hace mucha cantidad, a excepción de algunas que llevan los directivos de los clubes.
–¿Cuáles son las insignias más antiguas que tienes?
–Una de la Juventus de 1899 fabricada en Ginebra, otra del Milán FC del año 1920 o el escudo fundacional del At.Club de Tetuán del año 1930 fabricada en Barcelona.
–¿Y la más difícil de conseguir?
–Una del Larache y otra del Español de Tetuán, así como la de la Federación Hispano-Marroquí.
–¿Cuál es tu próximo objetivo para ampliar tu colección?
–A través de un amigo quiero conseguir una del SD María Cristina de Ceuta de 1916. Normalmente, una insignia antigua se cambia por otra antigua.
–¿Es una labor difícil?
–Sí porque trato que todas sean oficiales y que sea del propio club o federación. Ello me supone muchas veces viajar a lugares del extranjero como Praga, Brujas, Amberes, Zurich o Torino.
–¿Algo que agradecer?
–A los que me han ayudado como Nayim, Jaco Zafrani, Arche, Oliveira o Manolo Vega, entre otros. En general, a todos los que han comprendido mi sueño.

“Me gustaría realizar una exposición para que los ceutíes pudieran apreciar el valor de lo que tengo”

PROPÓSITO. Uno de sus objetivos es poder llevar a cabo una exposición para sacar de su propia vivienda las insignias, las entradas y los carteles que conforman su colección y que puedan ser visionadas por los ceutíes en general y los aficionados al fútbol en particular.
“Me gustaría exponer para que lo viera todo el mundo, sobre todo a los que les gusta el fútbol y las colecciones, pero siempre y cuando estuvieran en sus vitrinas cerradas y con unas pequeñas medidas de seguridad para garantizar su preservación”, nos cuenta Francisco Javier.
En este sentido, reconoce que no todos saben valorar en su justa medida este tipo de colecciones. “Muchos no le dan el valor hasta que ven lo que tengo en mi casa, pero es una afición con la que disfruto y que me llena de orgullo”.
A la hora de valorar económicamente su colección nos dice: “es incalculable porque muchas insignias tienen más valor simbólico que otra cosa y otras por las que pagarían mucho como la medalla conmemorativa del primer Mundial del año 1.930, las tres insignias que se hicieron para ese mundial en Uruguay, otra insignia del Mundial de 1934 en Italia o diez modelos distintos del Tetuán, además de tener más de 110 pins oficiales de la Federación de Ceuta-Melilla y Norte de África”.
En el caso de las federaciones afirma: “tengo las oficiales de la época italiana del Fascismo que regalaban a los dirigentes, de la Federación de Alemania antes de la II Guerra Mundial o de otras exóticas como Sierra Leona o Congo, además de algunas conmemorativas de aniversarios como el 75 de la Federación de Dinamarca o el 50 aniversario de la FIFA, entre otros”.