Ya en nuestra tierra del Sur de España ha empezado a disminuir el calor y el ambiente se hace más agradable y los nervios se serenan. La vida de relación humana tiende a ser más amable y comprensiva y nos resulta más agradable todo cuanto nos rodea.
Estábamos necesitados de ello y conviene que nos ocupemos en aprovechar esas características del Otoño para que se produzca un mejor entendimiento personal y para que las propias manifestaciones sean ´más delicadas -. menos agresivas - que cuando el calor ambiental nos dispara los nervios y hasta los pensamientos. ¡Y bien que lo necesitamos ! Hay que recuperar el entendimiento humano y ser creativos de la sinceridad que se sabe que encontrará buena acogida en otros sectores. ¡ Lo necesitamos como elementos básicos !
¿Por qué hay que buscar la enemistad, en lugar de tratar de encontrar lo que, de hecho, es amable y necesario para que el ser humano viva la serenidad y el amor dulce de la vida? No son frases las que han de prodigarse sino manifestaciones claras y profundas del buen sentir humano. Las palabras han de ser fiel reflejo del pensamiento y del corazón humanos. Nada hay más importante, en la vida de relación humana, que esas palabras que tienen calor del alma generosa , de esa que rebosa en amor hacia los demás, en comprenderlos, en saber de sus empeños hacia el bien de los demás, en evitar los propios defectos y faltas de atención hacia cualquiera con quien se pueda mantener una simple conversación sobre algo útil para la dignidad del ser humano.
La vida del ser humano no tiene por qué ser una lucha sin piedad con otros seres humanos, aunque sólo sea a base de palabras. Esa es una vida triste que llena de pesar a quienes ven enemigos en los demás. ¿No hay, cuando menos, un principio de comprensión, de algo que no es lesivo sino que sienta bien al sentimiento humano y al deseo de ayudar a todos los demás? Nuestra vista, a veces, se empeña en ver lo que no existe; es una alucinación de la mente, a la que hay que combatir. Tal vez tengamos en la mente. casi de forma permanente, la idea de la maldad humana y es necesario combatir ese pensamiento precisamente con la acción personal hacia la mejora de la vida de todos cuantos nos rodean. Mejoría esa que no es sólo material sino que importa mucho la del alma.
A poco que se piense, con calma y serenidad - tal como nos lo ofrecen las bonancibles características de este Otoño que estrenamos, podremos comprobar que el ser humano tiene un corazón grande y sensible que puede ser afectado por cualquiera de esas mareas de opinión que hay a nuestro alrededor. Todos los seres humanos tenemos que poner mucho de nuestra parte para entender no sólo las condiciones de vida que se dan a nuestro alrededor, sino que también hemos de prestarle la máxima atención a las ideas de solución que se nos ofrecen. Somos responsables, todos los seres humanos, de nuestro ambiente y de los efectos del mismo en nuestras actuaciones. Es hora de sentir la llamada que se nos hace a la entrega a los demás para ayudarles a encontrar el bienestar que necesiten.
El Otoño nos trae una hermosa invitación a la serenidad - de cuerpo y de espíritu - a la que debemos dar muy buena acogida porque realmente la necesitamos. Son muchos y graves los problemas que tenemos, tanto en nuestra Nación, como en los países que nos rodean, además de esa infección de la salud nacida en África. Todos los seres humanos estamos llamados a trabajar serenamente por el bienestar de todo el mundo. Hay quienes viven dedicados a ello y su ejemplo, espléndido, nos debe animar a secundar seriamente sus esfuerzos. Disfrutemos del Otoño y ocupémonos seriamente de que nuestras vidas sean muy generosas.