El cuerpo sin vida de Abdelhanin, el trabajador transfronterizo que murió ahogado a tan solo unos metros de Santa Catalina, ha sido trasladado este viernes desde Ceuta a Marruecos para poder realizar su entierro en Castillejos.
La Funeraria Al-Qadr se ha encargado de este trámite tras la plena identificación por la Guardia Civil y en el juzgado.
A sus 44 años, este miércoles perdía la vida después de intentar su llegada a nuestra ciudad. Él era uno de esos trabajadores transfronterizos que antes de la pandemia cruzaba sin problemas el Tarajal. Trabajaba en el sector de la construcción, pero también como pintor.
Muchas paredes de viviendas en Ceuta han recuperado su color gracias a las manos de este padre de familia, que solo aspiraba a seguir manteniendo a los suyos.
La dictadura del visado cerró el paso para tantos y tantos trabajadores que gracias a las labores desarrolladas en nuestra ciudad mantenían a sus esposas e hijos.
Todo aquello terminó y dio paso a la desesperación más absoluta. Abdelhanin quiso llegar a nado a Ceuta, presumiblemente acercado por una patera como las que usan los traficantes para llevar a adultos y menores a los que dejan cerca de la orilla.
Abdelhanin nunca llegó. La llamada que hizo su familia para saber de su paradero nunca obtuvo respuesta de este varón que dejó su vida en el mar.
Llevaba las chanclas en sus manos, vestía pantalón corto y camiseta, portaba su teléfono móvil. Así buscaba llegar a Ceuta para trabajar y mantener a su familia. Murió a solo unos metros de la orilla.
No es el primer caso que se produce, de hecho, a primeros de año otro trabajador transfronterizo murió en la playa del Sarchal tras ser acercado, se sospecha, por otra patera. Los dejan a pocos metros de la orilla, pero si no saben nadar bien o se confían terminan viéndose atrapados en el mar.
Hoy el cuerpo de esta última víctima de la frontera ha podido ser trasladado a su país para que al menos su familia pueda despedirse de él.
Ahora se dice que a partir de enero de 2025 no va a dejar pasar Marruecos ni a los transfronterizos documentados y con permisos de trabajo en vigor, nos espera lo peor.
Es dura la vida para los que buscan mantener a sus familias porque el contrabando y los 5 años de pasar para Marruecos todo tipo de producto para vender donde se han enriquecido todos los que vinieron no residentes en el norte y compraron su residencia.
Les ha tocado al colectivo más débil y honrado que debían haber contado con ellos tan solo tocando un botón entre los dos países al ser contratados anteriormente a la pandemia y al contrabando.