Desde hace diez días Marruecos tiene paradas las repatriaciones de sus nacionales que permanecen atrapados en Ceuta. Después de la salida de un reducido grupo en la madrugada del domingo 24 de mayo por la frontera del Tarajal, la única explicación oficial que se da al bloqueo de estos traslados es que Marruecos sigue analizando la lista que fue remitida por la Delegación del Gobierno. Según estimaciones de la oenegé Luna Blanca, quedarían unas 400 personas atrapadas en Ceuta, en su mayoría transfronterizos salvo los inmigrantes que han rechazado marchar a su país y a los que se les ha abierto expediente de devolución.
Hasta la fecha no todos los que han salido cumplen el perfil de los hombres y mujeres que quedaron atrapados en la ciudad al cerrarse el paso fronterizo con Marruecos el 13 de marzo. La primera de las repatriaciones, la más numerosa organizada el viernes 22 de mayo en base a una lista enviada por Marruecos de la que la Delegación dijo no tener conocimiento de su origen, incluyó a algunas familias elegidas a la carta y llegadas hasta Ceuta la noche anterior en barco. Estaban en la Península, pero Marruecos las incluyó en los primeros puestos de la lista, por lo que debían tener una salida preferente. Su entrada en Ceuta, el jueves, y su salida en coche por el Tarajal el viernes, venía con todos los vistos buenos de las altas esferas del Gobierno, siendo una gestión que superaba a las autoridades locales. En esa lista, además de altos cargos vinculados a la educación -un rector de una universidad- se encontraban miembros vinculados a la Casa Real de Marruecos que estaban en la Costa del Sol, en Fuengirola.
Esta información nunca fue reconocida en Ceuta, pero fuentes consultadas por este medio verifican que la cronología de hechos fue así, favoreciéndose la inclusión de estas personas en la lista de repatriados a pesar de que se encontraban en la Península. Su entrada no pasó los filtros a los que fueron sometidos el resto de personas que tuvieron que marchar primero a las inmediaciones del ‘Santa Amelia’ para una primera criba que sería controlada después en la propia frontera. Su destino era estar alojados en el Hotel de Rincón en donde debían permanecer aislados hasta saber los resultados de los test para poder marchar a sus casas.
Al igual que quedan marroquíes en Ceuta, de igual manera quedan ceutíes al otro lado de la frontera esperando su salida. El problema es que no se ha hecho una operación concreta dirigida a ellos para posibilitar su traslado, habiendo casos gravísimos que ni se conocen.