“Pretendíamos dar las gracias a los testigos pero las reservamos para otro juicio”. Palabra de Ministerio Fiscal. Mensaje que encierra la frustración de intentar hacer justicia en Ceuta cuando la ley del silencio se ha hecho demasiado fuerte y es imposible dar con alguien capaz de tumbarla.
Este viernes quedaba visto para sentencia el juicio seguido por los disparos ocurridos en un callejón del Príncipe en septiembre de 2022 que dejaron a un vecino de la barriada con heridas con deformación en una mano y en una de sus piernas.
En el banquillo se sentaban 4 personas: ‘Piolín’, ‘Castaña’ y otros dos jóvenes a los que la Policía ubica en esta banda. Nadie, ni tan siquiera la víctima, les ha reconocido. Ayer tampoco lo hizo la única testigo que quedaba por comparecer y que fue localizada de urgencia para que se personara en el Juzgado de lo Penal número 1, como así hizo.
Juró no haber sido testigo de los hechos aunque la víctima dijo en su día lo contrario. Negó haber estado en la azotea de una casa desde la que se veía todo y resaltó que ni tan siquiera sabe quiénes son los acusados.
Lo que pasa es que estos acusados no son cualquiera. Al menos en el caso de ‘Piolín’ y ‘Castaña’ se trata de individuos de sobra conocidos en el barrio. Del primero se han escrito páginas y páginas, amén de que su detención se ha difundido por todos los canales. Que hoy en día alguien niegue saber quién es cuesta creerlo. Más aún en el barrio del Príncipe.
Una barriada que se merece que la justicia vuelva a imperar en ella
La representante del Ministerio Público pidió condena para los 4 acusados, que se enfrentan a 5 años de cárcel por tenencia ilícita de armas y lesiones con agravante de abuso de superioridad además de empleo de disfraz (así se conoce a la participación de quienes ocultan su identidad por ejemplo con pasamontañas).
La ley del silencio les protege porque nadie quiere declarar contra ellos. De trasfondo queda una barriada, la del Príncipe, en la que como bien resaltó Fiscalía “merece que se ataque” esa particular omertá para que “la democracia y la justicia vuelvan a imperar”.
Por eso, precisamente por eso tan básico que solicitaba la Fiscalía, era necesario disponer de testigos que contaran simplemente lo que vieron, que narraran la verdad. En este caso concreto se tenían, se suponía que desde la víctima hasta otras personas que hablaron con la Policía en su día sabían perfectamente quiénes habían disparado. Pero ahora esa particular amnesia domina todo.
La validez de las declaraciones en instrucción
El Ministerio Público puso de manifiesto cómo en instrucción se había contado con esas testificales, existiendo de hecho un trabajo policial previo que desencadenó en el esclarecimiento de este suceso de gravedad al haberse tomado declaración a cuantiosas personas que ofrecieron testificales que se presentaban como creíbles.
El propio jefe de la UDYCO manifestó que esa noche se había producido una emboscada dirigida por los acusados, afines a la banda de ‘Piolín’, que buscaban escarmentar así a la víctima, marcada policialmente como próxima al entorno del ‘Tayena’.
A juicio del inspector es impensable que ahora la víctima niegue que reconociera a los acusados y además recalque que si los señaló fue porque ‘Tayena’ le amenazó, ya que este era de su propio grupo, era de hecho su jefe según las sospechas policiales.
Esa guerra de bandas llevó a enfrentamientos continuados durante prácticamente un año. La de ‘Piolín’, formada por unas 35 personas y con gente desplegada también fuera de Ceuta, y la de ‘Tayena’, con la mitad.
Para la Fiscalía debe darse verosimilitud a la declaración que efectuó la víctima en instrucción y en sede policial; aquella en la que narró todo de manera inmediata. Unas manifestaciones preñadas de detalles que el Ministerio Público considera que fueron las acertadas, bien alejadas de las ofrecidas ahora en la fase estelar que supone la celebración de la vista oral.
Petición de sentencia absolutoria por parte de las defensas
Esas amenazas que dijo la víctima que había sufrido por parte de ‘Tayena’ “carecen de valor probatorio”, existiendo elementos periféricos que vendrían a demostrar que los hechos reales, los que se produjeron aquel septiembre de 2022, fueron los contados al poco de producirse.
Las Defensas, unidas, solicitaron la absolución de sus patrocinados aferrándose a la inexistencia de pruebas. Los acusados niegan los hechos, no hay testigos, la víctima ahora se desdice… Una hilera de detalles que les hicieron sostener la petición de una sentencia absolutoria.
La magistrada titular del Penal 1 dejó visto para sentencia este juicio.
Testigo protegido: temor a represalias
No pudo hacer lo mismo con el otro caso seguido por este mismo juzgado también contra ‘Piolín’, esta vez acompañado de ‘Castaña’, ‘Popis’ y ‘Laika’ a los que se les relaciona con una cadena de disparos realizados en un cafetín del zoco que dejaron 4 heridos, hechos también ocurridos en 2022 en el Príncipe.
Este viernes se intentó escuchar la declaración del testigo protegido, la persona que habría visto a los 4 acusados huir del lugar y a quien no le ha dominado el miedo durante todo este tiempo. Esta semana no pudo declarar por fallos técnicos ahora superados, por lo que se había señalado nueva sesión para este viernes.
No se pudo contar con su manifestación debido a que sufrió una crisis producto del pánico nervioso derivado de toda esta situación al ser alguien susceptible de sufrir represalias.
Ya se contaba con un programa para poder distorsionar la voz y así garantizar su protección pero fue imposible llevar a cabo esa prueba.
Tener un testigo, alguien que quiera declarar lo que vio en un barrio en el que dos bandas provocaron el miedo y generaron un reguero de víctimas y muertes, se convierte en una odisea y a la vez genera frustración en una justicia que echa mano de todos los recursos que tiene a su alcance para celebrar las vistas judiciales y en una Policía cuyos agentes son incluso señalados con nombres y apellidos sorteando amenazas constantes contra ellos mismos, sus bienes y sus familias.