Los marroquíes se interesan por las diferentes escenarios de salida del confinamiento, se plantean varias preguntas sobre la manera y las fases de esta situación inédita y excepcional. En este marco, la agencias de noticias MAP se puso en contacto con Abdlekrim Meziane Bellafquih, jefe de División de Enfermedades Transmisibles en la Dirección de Epidemiología y Lucha contra las Enfermedades del Ministerio de Sanidad:
- En primer lugar, ¿sobre qué base se tomará la decisión de la desescalada?
La gestión de una crisis como la del COVID-19 tiene en cuenta la evolución de los indicadores epidemiológicos pero también otros factores, en particular sociales y económicos. Estos tres polos, sanitario, económico y social, pueden parecer justamente antagonistas. Lo que hace que la gestión de esta situación consista en ir y venir entre estos tres polos.
La inteligencia es encontrar un equilibrio o un trato entre la exigencia de seguridad sanitaria por un lado, un ritmo o un rendimiento económico y una armonía social por otro lado. Este equilibrio nos permitirá reanudar progresivamente un funcionamiento socioeconómico normal sin olvidar nuestra seguridad sanitaria.
- Varios países han anunciado o han iniciado el levantamiento gradual del confinamiento. ¿Cómo será la vuelta a la vida "normal"?
El Ministerio de Sanidad no gestiona directamente esta cuestión del desconfinamiento. Otras partes están más concernidas. Lo que se puede decir es que el paso de la fase de confinamiento a la fase de desconfinamiento no se hace de la noche a la mañana. Hay fases intermedias que hay que respetar para no precipitarse o hipotecar el equilibrio del que se ha hablado más arriba.
De otra manera, la desescalada debe ser gradual, teniendo en cuenta la evolución de la situación epidémica en nuestro país y también en el mundo.
- ¿Qué medidas deben tomar los marroquíes para el éxito de la primera etapa?
La situación actual está controlada. Se puede decir que la epidemia está globalmente bajo control.
Esto ha sido posible gracias a una serie de medidas anticipatorias tomadas por el conjunto de los ciudadanos. Por lo tanto, es necesario que cada ciudadano participe y vele, durante las próximas etapas, por preservar los logros de esta situación.
- Los virus, en particular el COVID-19, existirán para siempre, ¿qué hacer para protegerse y prepararse, hasta que se encuentre una vacuna eficaz?
La evolución de la epidemia de COVID-19 dependerá del nivel de inmunidad de cada población y comunidad.
Para que la epidemia de COVID-19 deje de propagarse en una comunidad, ésta debe ser inmune al virus en cuestión.
La inmunidad se adquiere de dos maneras: el contacto con el virus a través del contagio o bien un contacto voluntario a través de la vacuna.
En cuanto a la vacuna, no está disponible en este momento y las previsiones prometen para finales de 2020 o principios de 2021.
Para la inmunidad post-exposición, en la actualidad muchas preguntas persisten, especialmente sobre la duración. Se habla de una duración de inmunidad de seis meses, pero todavía es pronto para pronunciarse sobre este punto.
Un segundo punto importante es el nivel de inmunidad en la comunidad tras el paso de la epidemia COVID-19. Depende directamente de las medidas ya adoptadas para frenar y controlar la propagación del virus.
Este nivel de inmunidad de la población sería del orden del 15 al 20%, mientras que para alcanzar una buena inmunidad comunitaria contra el virus del COVID-19 es necesario que el porcentaje sea del orden del 70 al 75%.
Así que, en resumen, la inmunidad de la población mundial y nacional aún no se ha establecido. El virus seguirá ahí. Hay que mantener los medios y medidas de protección ya en vigor, a saber, la higiene, la distancia, el uso de la mascarilla.
- Y si hay una segunda ola de esta pandemia, ¿se impondría un reconfinamiento en este caso?
Esto dependerá de varios elementos, como el tipo y la variante del virus (el mismo o mutado), el nivel de inmunidad de la población, la fecha de la aparición en relación con la primera y la existencia o no de vacuna.