Los médicos le han dicho que probablemente la parte izquierda de su rostro pierda movilidad y sensibilidad. Es el fruto del corte que el ceutí Ahmed Mohamed sufrió en su cara, desde la ceja hasta la barbilla, en la nueva escalera construida para facilitar el tránsito de porteadores.
Aún conmocionado, no puede entender ni por qué se le agredió de forma tan brutal ni cómo es posible que el autor de las lesiones que arrastra pudiera cruzar la frontera armado con un cuchillo, arrastrando además hasta 34 quebrantamientos de la prohibición de entrada en España, teniendo actualmente una en vigor. Se trata del marroquí K.O., de 29 años, con antecedentes por robo con violencia e intimidación, que ya ha sido detenido.
El suceso se produjo pasadas las once de la mañana. “Había ido a la cafetería a tomar un café y estaba subiendo las escaleras”, recuerda en una conversación con El Faro aludiendo a la nueva conexión operativa desde hace una semana que comunica la zona del Jato con la carretera de la frontera. “Vi que bajaban muchos porteadores, tenía delante a un invidente que descendía apoyado por otra persona, así que me paré y me incliné hacia la barandilla para dejarles pasar”, indica. Fue entonces cuando, por detrás, el marroquí K.O. le empujó instándole a que se quitara del camino, actitud ésta que provocó la reprimenda por parte de la víctima. De una forma brutal comenzó la agresión. Después de asestarle un puñetazo del que la víctima pudo defenderse, el detenido le dio dos navajazos en la zona del riñón para, después, rajarle la cara con un arma blanca de unos 25 centímetros. “Iba a matarme”, recuerda Ahmed, cuyo rostro es muestra inequívoca del dolor de los cortes y reflejo del más grave que le ha afectado una vena facial.
Tres amigos de Ahmed le ayudaron a quitarse de encima al agresor quien, cuchillo en mano, salió corriendo en dirección hacia el Príncipe. Mientras la víctima era trasladada al Hospital en un vehículo particular, los amigos perseguían al agresor que intentaba esconderse en la barriada.
En la calle San Daniel lo interceptaron. Allí, K.O. intentó utilizar de nuevo su arma contra uno de sus perseguidores enfrentándose a ellos haciendo uso también de una piedra. Lo único que perseguía era escapar, pero la firme decisión de los amigos de Ahmed de evitarlo además de la colaboración de vecinos de la zona fueron clave para que no pudiera fugarse hasta la llegada de la Policía Nacional.
“No hay seguridad, esto es como la jungla”, lamenta Ahmed, que no concibe cómo su agresor pudo entrar con total normalidad por una frontera que se supone está vigilada portando ya no solo un arma blanca sino teniendo a sus espaldas antecedentes por delitos como el que ahora ha vuelto a perpetrar. Esta vez le tocó a este hombre, que, por mal destino, recibió esta brutal agresión que podía haberle costado la vida. “No sé por qué actuó así”, lamenta, sospechando que quisiera robarle aprovechando el elevado tránsito de personas por la escalera.
Los médicos le han dicho que la lesión sufrida en el rostro le va a afectar tanto a la movilidad de la zona como a su sensibilidad. En el Hospital le cosieron y le advirtieron de las consecuencias de la herida sufrida. Ahora Ahmed solo piensa en recuperarse después de esta pesadilla y denuncia, eso sí, la inseguridad existente en el entorno de la frontera que, en su caso, pudo causar males mayores.