{jaimage crop="ML" /}Caminando Fronteras advierte de que las redadas en Marruecos les llevan a lanzarse al mar. El delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, a partir de los datos proporcionados por la Guardia Civil, informó esta semana de la presencia de más de 500 inmigrantes que, cerca de la ciudad autónoma en el lado marroquí, esperan su oportunidad para cruzar a España. Helena Maleno, portavoz del colectivo Caminando Fronteras en defensa de los derechos de los extranjeros, confirmó ayer la existencia de un “movimiento muy grande de personas” en el norte del país vecino pero evitó realizar cálculos de su número porque el “flujo es constante ante la violencia extrema que ejercen las autoridades contra ellos”, en declaraciones a la Cadena Ser.
No obstante, continuó esta representante del movimiento asociativo en suelo marroquí, este volumen de personas crecerá “si sigue la violencia” en forma de redadas que su entidad ha denunciado durante todo el verano, explicó a este periódico. “Es peligroso porque un día nos podemos ver desbordados”, auguró esta activista al otro lado de la valla.
Maleno aclaró que en ningún caso son asentamientos como en 2005 –crisis del asalto a la vallas– y aunque sigue existiendo cerca de Melilla, en Beliones es “muy complicado”, puntualizó, para añadir que las redadas no sólo se producen en el bosque, también en las casas. “Muchos de los que llegan son de Tánger”, aseguró la representante de la asociación.
“Salen a la desesperada y se mueven hacia el bosque para salir a la desesperada en cuanto ven una oportunidad”, indicó Maleno a propósito de los intentos y entradas de subsaharianos en la ciudad autónoma. “No miden el riesgo de a lo que se enfrentan, ni lo que se pueden encontrar en el agua”, añadió la activista. “Les da igual arriesgar su vida porque escaparon de los conflictos de sus países de origen; de la violencia de género o de un matrimonio forzoso en el caso de las mujeres que aseguran estar hartas de que cada vez que las detengan las violen, dicen que prefieren ahogarse en el mar”, expuso esta integrante de Caminando Fronteras.
Las ONG sobre el terreno critican la colaboración de España con Marruecos porque consideran que ejercen un “enfoque erróneo y policial, donde el control administrativo de las personas que son tiradas a la frontera de Argelia es inexistente”. Maleno lamentó la aplicación de “acuerdos bilaterales por encima de convenios internacionales” y exigió unos controles democráticos, algo que ya ha denunciado el Defensor del Pueblo y provoca la preocupación en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), subrayó la activista.
“La política que llevamos a cabo con el reino de Marruecos es equivocada porque no tenemos que presionar para que limpie el norte, sino para que respete las convenciones internacionales”, señaló desde Caminando Fronteras. Estos inmigrantes no son criminales, matizó, habló de personas que se encuentra en una situación administrativa irregular.
“Con condiciones adecuadas tendrían proyectos para quedarse –en referencia a Marruecos– porque encontramos perfiles distintos, entre otros, personas con estudios que si tuvieran residencia como refugiados se instalarían”, expuso Maleno. Sin embargo, prosiguió en declaraciones a La Ser, “encontramos bebés cuyas madres se han quedado en Marruecos y que han entrado con otra persona con las que han sido filiados por nuestras autoridades como sus madres en las ciudades de Ceuta y Melilla”.
Caminando Fronteras criticó que la violencia sexual está presente y surgen “muchos embarazados no deseados” en un país donde el aborto está penado con la cárcel y “muchas se ven obligadas a abortar de forma clandestina con medicamentos que se compra en Ceuta y Melilla. Luego se dedican a la mendicidad con los niños. Su día a día se convierte en un tirar hacia adelante que podría ser más esperanzador sin esta represión que sufren”.