Continuando con el mismo tema iniciado el pasado lunes, referido a las mentiras del independentismo radical, hoy voy a continuar centrándome más bien en Cataluña, que ahora parece pugnar por quitarle la delantera al País Vasco, si bien, casi todo lo que aquí voy a exponer es ambivalente para ambos territorios.
“Derecho de autodeterminación”.- Es otra falsedad más. Ya en mi artículo del pasado 19 de septiembre, titulado “La independencia de Cataluña”, acreditaba que ese es otro invento de los nacionalistas secesionistas; porque el derecho de autodeterminación no existe para las Comunidades Autónomas, sino sólo para los pueblos que en la década de 1960 estaban colonizados. Las Resoluciones 1.514 (XV) de la Carta de la ONU y 2.625 (XXV), son categóricas y contundentes al respecto, en su artículo 6 de la primera se dispone: “Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”. Asimismo, tanto la Carta de la ONU como el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos expresan lo que silencian y ocultan vascos y catalanes, y es cuando disponen que: “Ninguna de las disposiciones de los párrafos precedentes se entenderá en el sentido de que autoriza o fomenta cualquier acción encaminada a quebrantar o menoscabar, total o parcialmente, la integridad territorial de Estados soberanos e independientes que se conduzcan de conformidad con el principio de la igualdad de derechos y de la libre determinación de los pueblos antes descrito, y estén, por tanto, dotados de un gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin distinción por motivo de raza, credo o color”. Ahora invocan que Escocia pueda ejercer el referéndum de autodeterminación y ellos no, presentando al Estado español como la causa de todos los males de Cataluña y pre indisponiendo y dividiendo a catalanes y castellanos; pero silencian que Escocia ya fue durante 4 siglos un Estado independiente, hasta que en 1707 se formó el Reino Unido, mientras que Cataluña nunca lo fue, y que los británicos tienen una Constitución no escrita que permite el referéndum, mientras que la Constitución Española no, sin la debida autorización.
“Símbolos catalanes”.- Tanto algunos políticos catalanes como vascos hace unos años hicieron sendas declaraciones en contra de que en el Paseo de Colón de Madrid ondeara la Bandera Nacional de España, porque se sentían acosados al tener que pasar frente a ella. Será por eso que, sistemáticamente, incumplen la normativa sobre banderas que obliga en todos los casos a que, junto a las demás banderas, se enarbole en lugar preferente la española. Mientras que en Cataluña, el día de la Diada se orquestó, a bombo y platillo, toda una ceremonia nacional-deportiva con la “senyera” catalana que, por supuesto, es muy respetable y respetada, pero, por favor, sin politizar el deporte para utilizarlo tan torpemente como señuelo secesionista a modo de fuerza intimidatoria hasta cuando juega con el Real Madrid. Y, si examinamos la historia de este equipo, el mismo fue fundado por dos hermanos catalanes. Y uno de los primeros equipos de Barcelona fue el “Madrid de Barcelona”, en el que sólo podían jugar extranjeros; precisamente, para que pudieran jugar los catalanes se creó el equipo Español de Barcelona. El Barça, lo fundó el suizo Gamper. No se explica, por ello, tal politización que nunca debe hacerse con el deporte, porque debe ser limpio.
Hace unos días me reenviaron un correo digital de un catalán de 30 años que se refería a que en la escuela catalana le enseñaron que las cuatro barras de la bandera de Cataluña, fueron pintadas por un emperador franco con la sangre de Wifredo el Vellosos sobre tela de color, pero que luego ha sabido que sólo era una leyenda o mito sin fundamento histórico real. Esa bandera, es copia de la del antiguo reino de Aragón, muy parecida también a las de Valencia y Baleares por tener el mismo origen; pero, ni Wifredo el Velloso fue contemporáneo de ningún emperador franco, ni entonces se usaba heráldica. Y, por si fuera poco, hasta la unión de Cataluña con Aragón, el emblema de los Condes de Barcelona siempre fue la Cruz de San Jorge, de gules sobre campo de plata. Y después la de Santa Eulalia. La “sardana”, que se tiene como un símbolo emblemático de la cultura catalana, siempre muy respetable, pero que resulta que fue inventada en 1817 por José Ventura, nacido en Alcalá Real (Jaén). Y se la inventaron, porque no podía ser que la jota de Lérida o del campo de Tarragona fuera el baile nacional de Cataluña. Jacinto Verdaguer, poeta catalán nacido en 1845, decía sobre la sardana que sólo había visto bailarla una vez, en su época. En la Diada de Cataluña, se presenta a Rafael de Casanova como un héroe catalán que fue martirizado en su lucha por la independencia de Cataluña el año 1714, por las tropas de Felipe V. Y los catalanes no lucharon en la Guerra de Sucesión por la “secesión” de Cataluña, ni en guerra alguna catalano-española, sino por la “sucesión” monárquica de España tras la muerte de Carlos II. Unos españoles lucharon en favor de Felipe V de Borbón y otros (entre ellos los catalanes) en favor del Archiduque Carlos de Austria. Pero, además, no fue ningún mártir, porque huyó disfrazado de fraile y vivió hasta 1743 en su domicilio, tras haber obtenido el perdón real.
“Cataluña genera más renta que recibe”.- Por eso pide el llamado “pacto fiscal”, o sea, que se le pague vía retorno para equilibrar la cantidad con la que contribuye. Ya otras veces he expuesto que en el ordenamiento jurídico-tributario español no contribuyen los territorios, sino las personas. Pero tampoco es cierto que sea la que más contribuye, porque por delante de Cataluña están Madrid, Navarra y Baleares. Más olvida que en la década de 1960, toda España contribuyó con capitales, industrias desmanteladas en otros lugares para llevarlas a Barcelona y País Vasco, y mano de obra barata del resto de los españoles, al llamado “milagro económico” vasco y catalán. Cataluña no sería nada sin tener los mercados y las inversiones de los demás lugares de España. ¿Qué ocurriría si los demás españoles dejáramos de consumir productos catalanes?. Ese victimismo, orientado siempre a estrujar más y más al Erario Público, aprovechándose de la falta de mayorías parlamentarias de los partidos nacionales por separado, ha sido público y notorio que les ha ido muy bien tanto a catalanes como a vascos. Y, claro, ahora no es tanto, aunque tampoco es mucho menos, porque ahí están los 5.433 millones de euros que acaba de conseguir del Estado. ¿En qué quedamos?. Quieren irse de España, pero se apuntan los primeros para cobrar de España y, encima, hasta exigen que sea sin condiciones.
Luego, lo mismo que desobedecen la Constitución y las sentencias judiciales una y mil veces invocan la misma Constitución para lo que les interesa. Y se endeudan a base de gastos ilegales, como el sostenimiento de las llamadas “embajadas” en el extranjero, los referéndums que ya se han organizado y quieren organizar, discriminación del castellano, etc; pero recurren al Estado para que les pague esas deudas ilegales que contraen contra el propio Estado. Y se quejan de que se les quiere españolizar, pero lo más cierto es que ellos todo lo catalanizan y lo imponen, como multas por tener los comercios rótulos en castellano (no si están en algún idioma extranjero), adoctrinamiento en los libros de texto enseñando la historia que no es, que el Ebro es un río catalán, la TV obliga a transmitir en catalán un número de horas, el 50 % de las películas de cine han de ser traducidas al catalán, prohibición de escuelas privadas donde no se enseñe el catalán, aerolíneas sancionadas para que implanten el catalán, etc. El Ministro Wert el único error que ha cometido es querer “españolizar” lo que ya es español por Derecho.
Lo tengo dicho en bastantes de mis artículos, tanto los catalanes como los vascos, son dos grandes pueblos muy dignos de España y de todo lo español; ambos son laboriosos y emprendedores, y también en ambos hay muy buena gente. Pero lo que no puede ser es que haya luego una serie de separatistas radicales que cada dos por tres nos pongan en solfa al resto de los españoles. Ni siquiera respetan este momento de la gran crisis y de dificultades por el que estamos atravesando. El resultado, ahí está. Las agencias prestamistas nos rebajan así la deuda casi hasta la calificación de “bono basura”. Pues, pongámonos todos a trabajar juntos y siempre unidos para tratar de sacar a nuestro país de tan dura prueba, y dejémonos ya de separatismos trasnochados, obcecándonos en ir cada uno por su lado y a lo suyo, que no conduce sino a nuestra propia destrucción de unos y otros. ¿En qué cabeza cabe que ahora que en la Unión Europea los países europeos se agrupan hasta llegar ya hasta los 27, haya luego miniterritorios, especie de Ínsulas de Barataria que dijera D. quijote, que lo que pretendan sea separarse?. Si es que eso va contra la Historia, contra el sentido común y contra los mismos que lo pretenden. Por eso, lo que más hace falta en este momento es prudencia, responsabilidad, raciocinio y altitud de miras. Si España se une, España se gana; si España se rompe, se pierde, y a muchos españoles se nos partiría el alma.