La foto que publicamos en portada es el resumen de una espina que todavía continúa clavada en nuestro mejor deportista: Guillermo Molina. Eran sus terceros Juegos Olímpicos. Había comenzado en Atenas con solamente veinte años, luego en Pekín con veinticuatro y actualmente ya con veintiocho en Londres, pero no podrá disputar las medallas, porque perdieron en el día de ayer con Montenegro por dos goles de diferencia. Aún no sabemos si tendrá una cuarta oportunidad en Río de Janeiro dentro de cuatro años. Habrá que verlo. Veinticuatro horas antes había disfrutado desde las gradas con la selección femenina y en especial por Lorena Miranda, que se ha convertido en la segunda medalla olímpica para nuestra ciudad. No ha posido ser el doblete, pero de todas maneras, Guillermo Molina tiene su sitio de oro dentro del waterpolo español en general y en su ciudad en particular. El deporte es así, unas veces se gana y otras se pierte y no ocurre nada por llorar.