Ni sesenta mil votantes han acudido a la cita de primarias de un PP que pasa por sus horas más bajas. Tan solo un 7% de la militancia se ha molestado en manifestar su opinión para elegir quién debe ser el que dirija las riendas del principal partido de la oposición, el que dé la cara para rivalizar frente a Sánchez, Rivera o Iglesias.
Ese minúsculo porcentaje apunta a una sola causa: la militancia está tan agotada, tan defraudada, tan desencantada, tan vapuleada que hay una franca ruptura con ella. Ni Cospedal, ni Casado, ni Santamaría, ni todos ellos juntos fueron capaces de reunir suficiente atractivo para movilizar a la militancia, para generar una confianza de recuperación.
Y ahora, háganse una pregunta: Si ni siquiera fueron capaces de movilizar a los propios militantes ¿ cómo esperan movilizar al electorado para ganar las elecciones ? La participación en Ceuta aún ha sido más ridícula. Menos del 5% de la militancia ha acudido a manifestar su interés en el proceso, y la apuesta perdedora de cierto oficialismo local con Cospedal muestra dos aspectos de lo que está ocurriendo en Ainara: el partido se maneja con mano férrea desde la Gran Vía, y la visión que se tiene desde allí no es muy aguda; alguien se está equivocando y está haciendo quedar mal al presidente.
El PP está vapuleado inmisericordemente, y no se puede estar continuamente echando balones fuera. Si bien es cierto que los medios de comunicación nunca le han sido muy favorables y la calle ha sido perfectamente dirigida por la izquierda magnificando los escándalos y errores y apagando o ridiculizando los éxitos; la verdad es que la corrupción y el descontento del electorado frente al PP han existido, y lo que es peor, persiste.
Si el PP quiere volver a ser quien fue, debe olvidar disfrazarse de lo que no es, debe dejar de fingir que es de centro izquierda, porque cuando uno está constantemente disfrazado, pierde la consciencia de quién se es realmente, y eso defrauda, y mucho.
Los hay quienes sugieren una refundación, incluso quienes dicen que ya se ha refundado y que se llama VOX. Seamos serios: o se es, o no se es; o se es conservador o liberal, o se es izquierdista; o se es honesto y se lucha contra la deshonestidad, o se es izquierdista y se aplica la ley del embudo; o se lucha por la mejora de la sociedad, o se es izquierdista y se utiliza a la sociedad para auparse al poder; o se va a ganar unas elecciones, o se es izquierdista y se violenta el sentido democrático de las urnas o se toman las calles; o el PP defiende la derecha, o es izquierdista y VOX acabará ocupando y defendiendo el lugar abandonado.