La cantautora malagueña Vanesa Martín triunfa en los dos conciertos que ofreció en el Teatro Auditorio.
Muy comunicativa y parlanchina, agradecida “por emocionarme cuando me enteré que las entradas para dos conciertos habían volado” y con una puesta en escena sencilla pero elegante, con suaves luces verdes o morados, la cantautora malagueña Vanesa Martín consiguió emocionar a su público, toda vez que el aplauso lo tuviera ganado antes incluso de comparecer.
De tal manera, la cantante, que completó dos conciertos “distintos”, como anticipó ya en la primera actuación, la de la tarde, dejó huella desde el primer momento, gracias a su voz suave, a la historias que cuentan sus canciones y a una energía que va más allá del género cantautor. Además, bromeó, con cierta maldad acerca de los dos recitales: “A mí me encanta el pique y espero que luego comentéis en la redes sociales qué concierto os ha gustado más”, señaló al poco de comenzar el inicial, a las 18:00 horas.
Contratada por la Consejería de Educación y Cultura, Vanesa presentó ‘Crónica de un baile’, su último trabajo de estudio, un álbum con 12 temas de los que la artista ha escrito buena parte ante el piano, si bien hizo también un repaso por su trayectoria profesional, siendo todos los temas aclamados y aplaudidos por la concurrencia, mayoritariamente compuesta de veinteañeros.
“En un baile está todo lo que te puede pasar en la vida: hay ilusión, miedo, nervios, despedidas, éxitos, ternura, timidez, torpeza, complicidad. Así que la crónica de un baile es como la crónica de la vida”, había señalado en la jornada previa la cantante en una entrevista concedida para el decano, una carta de presentación que, lejos de defraudar, se confirmó ayer, más allá de en un baile, en un concierto que pasaba por un abanico de estados: del amor al desamor, de la esperanza a la resignación, del comienzo al adiós, todo ello palpado en las letras y en la energía que imprimían su voz y los músicos a cada pieza que atronó en un Teatro Auditorio del Revellín lleno hasta la bandera.