Por fin llovió en Ceuta. El jueves pasado, las nubes nos dejaron algo más de doce litros por metro cuadrado, que no es mucho, máxime cuando desde hace más de tres meses no ha caído casi ni una gota sobre nuestra ciudad, a pesar de que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) nos pronosticó que llovería numerosas veces y bastantes de ellas con el 100% de posibilidades. No alcanzo a comprender cómo pueden equivocarse tanto. Menos mal que contamos con la potabilizadora, porque los pantanos estarían casi secos. Me agradaría que alguien de dicha Agencia Estatal hiciera una comparación entre los días que nos anunciaron lluvia y aquellos que, en realidad, llovió algo detectable en Ceuta. El resultado sería deplorable. Pero no es de esa lluvia de la que deseo tratar, sino de la lluvia de millones que han tramado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, aquel como Presidente del Gobierno y éste como Secretario General de ‘Podemos’. Para empezar, ya existe un grave error en el documento que ambos suscribieron solemnemente ante las cámaras de los distintos medios informativos, al colocar al mismo nivel al “Gobierno de España” con un mero partido político. Debieron suscribirlo de igual a igual, es decir, que Pedro Sánchez debería firmar como secretario general del PSOE, nunca como presidente del Gobierno. Parece lo mismo, pero ni mucho menos es lo mismo. Ni se deben colocar uno con su esposa junto a los Reyes en las recepciones que éstos ofrecen, ni tampoco poner a ‘Podemos’ a la misma altura que el Gobierno de España. Es algo parecido al juego de las siete y media: en el primer caso te pasas y y en el otro te quedas. Total, que se hace el ridículo en ambas situaciones. Va a resultar ahora que esa “bilateralidad” tan ansiada por el “Govern” catalán le corresponde en exclusiva al partido de Iglesias.
“Pocos estarán de acuerdo en lo de incrementar los ingresos del Estado mediante subida de impuestos y creación de nuevas figuras tributarias, porque el menos informado de los españoles sabe que todo ese repercutirá sobre sus bolsillos”
La necesidad de contar con el apoyo del grupo parlamentario que Iglesias lidera y, a la vez, las ganas de gastar a mansalva, sin parar mientes, que mueven a los dos firmantes, con la idea de atraerse al electorado, son las causas que han dado lugar a la desigual firma de dicho pacto. Resulta de lo más bonito anunciar que va a elevarse el salario mínimo a 900 euros; que se van a incrementar las pensiones más bajas en un 3%; que va a haber más becas, que se va a desarrollar el salario mínimo vital (me preocupa sobremanera lo que ésto, en unión de la sanidad universal, podría suponer en Ceuta); que se van a incrementar las ayudas de comedor; que va a haber más inversión para proyectos de investigación; que va a subirse el permiso de paternidad; que va a mejorarse el sistema de dependencia; que se va a gastar más en I+D+I; que se restablecerá el subsidio de desempleo para mayores de 52 años; “blindar” el estado de bienestar, etc, etc. Todo gobernante con un mínimo de sentido de lo social lo compartiría en todo lo razonable, pues ante las contingencias que pueda traer el futuro resulta imposible garantizar para siempre el estado de bienestar; el problema está en la disponibilidad real de medios para llevarlo a cabo y en las directrices de la UE. ¿Acaso puede creerse de verdad que las medidas restrictivas adoptadas por Rajoy se debieron a una falta absoluta del citado sentido? ¿No es mas cierto que tuvieron que adoptarse ante la ruina que dejó el anterior Gobierno y las lógicas medidas “aconsejadas” al efecto por la UE? Sin embargo, pocos estarán de acuerdo en lo de incrementar los ingresos del Estado mediante subida de impuestos y creación de nuevas figuras tributarias, porque el menos informado de los españoles sabe que todo eso repercutirá indudablemente sobre sus bolsillos. Resulta de una inocencia pueril creer, por ejemplo, que no acabarán recayendo sobre los consumidores un aumento del Impuesto de Sociedades, un nuevo impuesto sobre determinadas transacciones financieras y, por otro lado, la considerable subida del salario mínimo. Además, habrá que ver cómo se presentan estas “cuentas de la lechera” ante Bruselas. Allí saben lo que aquí se intenta ignorar, y es que la economía no está aún para estos trotes, máxime cuando existen evidencias claras de una posible recaída en la crisis por el incremento de la deuda global y la incertidumbre ante el alza de los tipos de interés, así como por el aumento de la volatilidad. Así lo ha denunciado el Fondo Monetario Internacional (FMI), aconsejado asimismo a España a que continúe con los ajustes que tuvo que hacer el Gobierno anterior a fin de reducir la deuda. Como escribí hace poco, el enfermo está aun convaleciente. es más, puede ser que recaiga, habrá que esperar la reacción de la UE, e incluso al del propio Congreso de los Diputados. Mientras tanto, el “Parlament” catalán, a propuesta precisamente de “Catalunya En Comú Podem”, la marca de “Podemos” por aquellos lares, adopta una resolución contra el Rey y contra la monarquía, una infracción manifiesta del delito de injurias a la Corona, previsto y penado en los artículos 490.3 y 491 del vigente Código Penal. Sáncehz ha anunciado “medidas legales” contra tan flagrante vulneración. A ver cómo sale de este embrollo, pues a la vez tendríamos que echarnos a temblar ante lo que pueda estar ofreciendo o haya podido ofrecer a los independentistas para que estos voten favorablemente unos Presupuestos Generales del Estado basados en el desigual Pacto suscrito por el Gobierno de España y la fuerza política proponente de dicha resolución. Fausto vendió su alma al diablo, no fue feliz... y acabó en el infierno.