Ayer me llamó un periodista para que le diera mi parecer sobre el anuncio de veinticinco plazas de Policía Nacional para la Operación Paso del Estrecho (OPE). La respuesta fue que desconozco las necesidades del Cuerpo Nacional de Policía y las circunstancias que se podían dar en la OPE. Insistió en que alguna opinión podía tener y le respondí que para dar una opinión hay que conocer las necesidades de las plantillas y el número de turistas marroquíes que piensan tomar esta ruta para ir a Marruecos; aunque terminé diciendo que si Juan Carlos Linares, secretario provincial de la Confederación Española de Policía (CEP), estima que no se cubrirán todas y son pocas, no tengo ninguna duda de que será así, porque conoce plenamente las necesidades del Cuerpo.
Opinar sobre una cuestión que se desconoce es una temeridad cuando esa opinión se hace como responsable o portavoz de una organización, otra cosa es opinar en tu círculo de amigos o de forma informal. Sin embargo, en esta ciudad somos expertos en dar opiniones temerarias o sin sentido para solucionar problemas que tienen difícil resolución, porque no depende de nosotros para resolverse. También somos expertos en culpar a los colectivos de ser los responsables, entre ellos, a la Guardia Civil por las colas en la frontera.
Los ciudadanos pueden estar más que seguros de que la Guardia Civil está capacitada para resolver y garantizar de forma satisfactoria cualquier problema en la frontera y lo digo con satisfacción y como queja, porque de esa capacidad que tiene la Guardia Civil de obedecer y responder con lealtad y eficacia no se corresponde con la asignación de medios materiales y económicos para la Institución y para los guardias civiles. No es una apreciación particular, porque los ciudadanos saben que con menos hacemos siempre más y, por supuesto, seguimos siendo los patitos feos de los Cuerpos de Seguridad de este país. Con esta apreciación, desde la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), queremos aclarar que estamos faltos de plantilla y que esperamos un aumento, pero los que estamos somos capaces de resolver satisfactoriamente cualquier circunstancia o inconveniente, por eso somos la GUARDIA CIVIL.
Comentaba que respondí al periodista “que para dar una opinión debía conocer las necesidades de las plantillas y el número de turistas marroquíes que piensan tomar esta ruta”. La respuesta no era para intentar escurrir el bulto –nunca mejor dicho- o salir sin mojarme en esta cuestión, era una reflexión a lo que ahora voy a escribir. Esta semana miembros de la Asociación Española de Guardias Civiles nos trasladamos a la Academia de la Guardia Civil de Baeza (Jaén) para informar a los futuros suboficiales y guardias civiles de cuestiones profesionales que no vienen al caso. Después de la charla varios compañeros se acercaron y me comentaron que iban a pasar unos días de vacaciones en Marruecos y que su intención primera era conocer Ceuta, pero que no cruzaran, porque las agencias peninsulares les habían comentado que era más rápido el destino Algeciras-Tánger por las colas interminables en la frontera.
Cierto que hasta este momento no pensé en los efectos de las interminables colas en la Operación Paso del Estrecho, porque si personas que viajan “por primera vez al vecino país” deciden tomar la ruta de Tánger, al conocer la problemática de la frontera, los inmigrantes que viajan todos los años pueden tomar la ruta de Ceuta como segunda opción y esto tampoco beneficia a la ciudad. Razón de más, como decía, para no opinar si veinticinco policías para la OPE son muchos o pocos, al depender del número de inmigrantes que decidan tomar nuestra ruta.
Una reflexión que me lleva a solidarizarme con las agencias de viajes que sobreviven durante todo el año esperando que llegue el verano para impulsar y solventar los beneficios del año, porque si no se hace más atractiva esta ruta lo van a pasar muy mal. Ojalá me equivoque.