La verbena de San Antonio de Padua y la Romería en Ceuta

La popularidad de San Antonio de Padua, como analiza uno de sus biógrafos Valentín Strapppazon, ha adquirido tal dimensión que su santuario en esa ciudad es considerado universalmente como uno de los cinco centros de peregrinación con más fieles que acuden a lo largo del año, junto a la Basílica de San Pedro, Santiago de Compostela y Lourdes y Fátima.
San Antonio de Padua nació  en  Lisboa en 1195 y falleció en Vercelli, el 13 de junio de 1231.  El hecho que  la mayor parte de su vida transcurriera  en Italia se debió a una gran borrasca  que arrastró su nave a Sicilia, cuando regresaba a Portugal desde Marruecos. Fue canonizado en  1232, el año inmediatamente posterior a su fallecimiento, acaecido el 13 de junio de 1231.
El Papa Pío XII honró a San Antonio con el título de Doctor de la Iglesia el 16 de enero de 1946. Mediante la bula “ Exulta, Lusitania  felix el pontífice argumenta los méritos de San Antonio que le hicieron acreedor a la concesión de ese privilegio .
Una de las costumbres más habituales  que ha perdurado  ante la efigie de San Antonio es rezarle, encender una vela y ofrecerle flores. La iconografía suele representarle con aspecto juvenil, con el Niño Jesús en brazos, el hábito franciscano, las azucenas como símbolo de la pureza y la llama, el pan que evoca su generosidad con los pobres y la imagen más ancestral  con un libro,  símbolo de  su sabiduría.
Entre las peticiones  más asiduas que se le solicitan  se pueden citar, entre otras: favores, salud espiritual y física, auxilio ante los problemas, tratar de seguirle como guía espiritual, interceder para encontrar las jóvenes un novio con el que poder contraer matrimonio y hallar objetos perdidos. En este sentido, es célebre el responsorio de Julián of Spires que cita Nicolaus Dal-Gal  ; » Si quaeris miracula.../... resque perditas”.
Otro de los aspectos que  cabe reseñar es cómo se celebra la festividad en otros países. Concretamente, Strappazon describe las características del acontecimiento festivo  en Portugal, en el sentido de que, al igual que en España,  se le invoca como intercesor para que las jóvenes encuentren novio y así se le califica de “do santo casamentero” .
José Gutiérrez Solana en una excelente descripción de la que él denomina “Romería de San Antonio de la Florida” relata pormenorizadamente las características de esta manifestación festiva en su obra: “Madrid-Callejero.  Escenas y Costumbres. Primera Serie, 1913” . Comienza su relato manifestando que ya “desde la estación del Norte” se inicia “la feria”, en donde se podían contemplar “puestos de flores” especialmente “de claveles y geranios”, así como “botijos” adornados y “puestos ambulantes de refrescos, vendedores de mojama y de cacahuetes”. Otros ya de carácter fijo en los que se pueden adquirir frutos secos. “Barracas” en las que figura la “caricatura de personalidades” de la política confeccionados con barro, “juguetes , muñecas, peponas, columpios, el Tío-Vivo con caballos de cartón”.
Asimismo, especifica  cómo se realizaba, a través de escopetas de perdigones, el tiro,  poniendo como blanco una gallina viva atada con una cuerda o pichones o perdices, quienes morían víctimas de la perfidia de sus verdugos que acertaban en el blanco.
Era muy popular el cantar del vizcaíno: Antonio de Trueba y de la Quintana, conocido coloquialmente con el apelativo de “Antón el de los Cantares”, según reseña Idoia Estornés Zubizarreta,  sobre la verbena  con la que se procede  a la apertura del ciclo   de verbenas madrileñas , trova del siguiente tenor literal que cita Pedro de Répide:  “La primera verbena/Que dios envía/Es la de San Antonio/De la Florida”.
Unamuno especifica cómo en la segunda mitad del siglo XIX Trueba canta la siguiente copla:“Vosotros los que bajaís/ el domingo por la tarde/a bailar a las alegres/praderas del Manzanares/¿no habeis visto en la Florida/medio oculta entre el ramaje/la pobre casita blanca/de Antón el de los Cantares?...”.
Bonifacio  Gil cita  un bello poema de Trueba ( El Libro de los cantares) sobre la llegada de la festividad de San Antonio de La Floridas, verbena que alcanzó su auge en  la década de los años 1850 en las cercanías de la ermita, como se refleja en esta  hermosa copla:”Ya bajan por la cuesta/de San Vicente/doncellas y mancebos/cantando alegres;/ya el pueblo invade/la florida  ribera/del Manzanares. /Repican las campanas/de San Antonio/ y el templo abre sus puertas/a los devotos.../¡Bendito sea el patrón de los niños/y las doncellas!”.
Esta manifestación festiva tiene esa aureola idílica que plasmó Goya  en e “EL Baile a orillas del Manzanares”.  Una de las  pinturas que mejor reflejan  las escenas campestres en las que se divertían los madrileños. En el Museo del Prado la pintura es conocida, también, con la denominación de “Baile de San Antonio de la Florida”. Además,  Goya realizó una bella obra pictórica en la ermita de San Antonio de la Florida, por encargo de Jovellanos,  en cuyos “frescos” aparece uno de los famosos milagros del Santo acaecido en la Lisboa medieval.
El hecho que me extienda con más amplitud sobre la explicación de la verbena de Madrid puede que parezca un agravio comparativo en relación con el espacio que dedico a la Romería de Ceuta, pero es lógico considerando que la información sobre ésta es mucho más conocida en la ciudad ceutí, a través de sus cronistas y escritores,  que la de la verbena madrileña.
El hecho de que me haya explayado más sobre la festividad en Madrid, se debe a que ésta es ya de sobra conocida en Ceuta, a través de sus cronistas y escritores, quienes aportan suficiente información sobre este acontecimiento. Ceuta  no permanece ajena a esta festividad, puesto que San Antonio es uno de los Santos más venerados y carismáticos  en la ciudad. El día 2 de junio, sábado, el pregón de apertura de las fiestas ha sido pronunciado por Jacobo Díaz Portillo y el día 13 del mismo mes tendrá lugar la manifestación festiva más relevante: la Romería a la ermita enclavada en el Monte Hacho.