El sistema de vigilancia dispuesto por los agentes pasa por la disposición de controles móviles que van variando de lugar buscando así el factor sorpresa. Y este factor era precisamente el que faltaba en los controles ejecutados hasta la fecha por la Benemérita y que a ojos de la AUGC incumplían la normativa que se establece incluso de manera oficial para dar una respuesta policial contra episodios, como los de los tiroteos, que generan alarma social.
¿Qué dice la circular 1/95 de 4 de octubre de la Subdirección General de Operaciones respecto de cómo deben organizarse los controles para ser efectivos? Pues entre otras cosas dice que esa máxima efectividad del control se alcanza en “los primeros minutos, estableciéndose con oportunidad y rapidez para que sea eficaz. La duración ideal del control puede ser 30 minutos, pudiéndose prolongar hasta los 45 minutos como máximo. Sólo en casos excepcionales debiera durar más tiempo”, especifica.
A ojos de cualquier ciudadano se ha visto que lo que se obliga a hacer a la Guardia Civil era más bien una exposición de fuerza, un posado ante los delincuentes que sabían perfectamente del lugar de los controles y hasta, pasado un tiempo, los agentes a los que les tocaba el servicio. Así que la finalidad de este tipo de controles que no es otra que “descubrir y detener a los partícipes en hechos delictivos, identificar a las personas y registrar vehículos” nacía viciada al no montarse el control con “factor sorpresa” y al caerse en la rutina, algo que, de origen, recuerda la AUGC, pervierte cualquier tipo de efecto positivo. Según la norma cada control debe estar formado por 12 agentes, y en el caso de marras no se alcanzaba ni la mitad. La Policía Local, que se suponía debe estar junto a los guardias, aparecía de ciento a viento, sin existir un apoyo medianamente formal. Con la llegada del grupo de la UIP, ordenada por la dirección policial tras considerar las quejas sindicales elevadas incluso al Consejo de la Policía -tal y como publicó ‘El Faro’- la Benemérita ha vuelto a su organigrama de trabajo tradicional mientras que la UPR únicamente se centra en la vigilancia en el interior de la barriada, que se traduce en la presencia de una unidad a las puertas del colegio Reina Sofía.
En datos
Grupo y medidas
Desplazados desde Valencia, el grupo partió el lunes a las cuatro de la madrugada para, ya en Ceuta el martes, comenzar a trabajar en la barriada desde ayer. Organizarán controles móviles hasta que reciban orden de abandonar la ciudad. Su misión es única y exclusivamente vigilar los accesos y salidas a la barriada.
Controles
Registran vehículos que les resulten sospechosos al igual que identifican a personas. El objetivo es evitar el trasiego de drogas y armas, por orden de la junta de seguridad después de los informes internos realizados sobre la situación de la barriada.
Quejas
La llegada de la UIP responde a las quejas sindicales. A nivel policial, por el mal uso que se está dando a las UPR, que no son unidades especializadas en este asunto. A nivel de Guardia Civil, por la irregularidad de dichos controles ya que no estaban acentuando el factor sorpresa que se les exige. De hecho, indica la normativa, un control no debe permanecer más de 45 minutos, por lo que los actuales estaban viciados.
Respuesta vecinal
Los vecinos conviven con la organización de estos controles aunque reclaman una acción integral.