Si preguntáramos a los entendidos del fútbol e incluso a los propios jugadores donde es mas complicado o dificultoso desarrollar un juego vistoso, la mayoría nos respondería que en la Segunda división B antes que hacerlo en Segunda división. Y no sería solo por la dificultad que entraña engendrar buen fútbol en campos pequeños, moqueta artificial o césped en mal estado. La menor calidad de los jugadores y la presión ejercida, es sustituida por la dureza del juego y las entradas fuera del límite de lo permitido, que va unido al declive que observan muchos de su componentes y la poca experiencia de colegiados muy jóvenes.
Es curioso lo ocurrido en los últimos años con los filiales de los grandes equipos. Después de un periodo importante, en el que no figurase ninguno de ellos en la categoría de plata, se inició un ciclo de ascensos de los mismos, siendo el primero el Málaga B, que se mantuvo dos temporadas. La primera con un resultado excelente y la segunda descendió. El segundo en ascender fue el Real Madrid Castilla, con el mismo devenir que el equipo malacitano. El tercero fue el Sevilla B con idéntico resultado que los anteriores y el cuarto es el Villarreal B, del que aún no sabemos si descenderá este año. Y diría que tuve la oportunidad de ver en directo en el estadio de Chapín el Xerez Dpvo- Villarreal B de hace dos semanas y no da la impresión de que se cumpla lo ocurrido con los anteriores. Con un equipo plagado de jóvenes jugadores, canteranos ellos, realizan un fútbol propio de la primera división. Por último, se encuentra el recién ascendido Barcelona B, que por el fútbol que practica, parecido en todas sus facetas al que deleita el primer equipo, nos hace pensar que no tendrá dificultades para mantenerse. Por lo tanto, es factible que empiece ha quebrar lo ocurrido en los seis primeros años y pronto nos encontremos una Segunda división cuajada de equipos filiales, en detrimento de los habituales de la categoría.
Cumplida la tercera parte de la competición, sorprende ver liderando destacado el Grupo I al Celta B y donde presentan opciones el Rayo Vallecano B, el Getafe B y el Real Madrid Castilla. En la misma sintonía, el nuevo Pontevedra de Castro Santos o el Guadalajara de Carlos Terrazas, el desembolso del CD. Leganés y el omnipresente Universidad de Las Palmas, pueden conformar un elenco de equipos que, seguramente, al término de la temporada en vigor, se encontrarán sumidos en la pomada de los play-off. En el Grupo II y atribuyendo posibilidades tanto a Bilbao Atlethic como a Real Sociedad B, la SD. Eibar, el CD. Alavés y el Real Unión, opositarán fuertemente a los primeros puestos.
Situación similar se vive en el Grupo IV con la presencia del Sevilla Atlético y Betis B, que éste año optan con garantías a ocupar una plaza en los cuatro puestos de honor, siempre que sus jugadores no sean citados por el primer equipo representativo y merme su capacidad. Con la intención de no ser agorero y aplicar objetividad, el Real Murcia es el principal candidato a ocupar el primer puesto en este grupo, a pesar de los grandes desembolsos realizados por equipos como Puertollano, San Roque de Lepe y AD. Ceuta, impropios de una categoría que es el pozo destinado a acoger equipos en declive. Ya hemos podido comprobar el pésimo grupo conformado por el Cádiz CF, un combinado que parece ganar los partidos unicamente por el nombre y su historia. Con opciones, se podría sumar el Melilla y la reacción de última hora del Real Jaén, Poli Ejido o Ecija Balompié.
El temor puede venir generado del Grupo III, verdadero vergél de buenos equipos y que tiene al descendido CD. Castellón y a la US. Lleida en puestos cercanos a la tercera división. Es factible adivinar que San Andreu, Alcoyano, Gandía, Benidorm, Sabadell y el ascendido Teruel de Ramón María Calderé, se disputen las posiciones ansiadas. Si bien es cierto que sin olvidar a esa población a la que cantó Manolo Escobar y que decía “Qué bonito es Badalona, en invierno y en verano”. Aunque para mi gusto, me quedaría con aquella de Serrat que decía: “En Orihuela, tu pueblo y el mío”.