Nos reencontramos con Rusia por tercera vez, en esta ocasión lo hacemos atravesando la cordillera del Altái por la "Chuysky Track", la mítica ruta que partiendo de Mongolia cruza Siberia para acabar en Novosibirsk. Esta ruta de casi 1.000 Km. está calificada por la revista National Geographic como una de las 10 rutas más hermosas del mundo. Fue una soberbia obra de ingeniería comenzada en el año 1930 y varios memoriales recuerdan lo que significó hacer una ruta a través del Altái. Lo que no cuentan esos memoriales es que el trabajo más duro y peligroso, con incontables muertes, se hizo con prisioneros políticos de gulags durante la infame era de Stalin.
Fuera de la ruta principal, nos adentramos por pistas apenas mantenidas y puentes muy básicos pero rodeados de lugares de una impactante belleza. Nos vamos encontrando con cañones, valles, ríos espectaculares, montañas, petroglifos (grabados rupestres en las rocas), tótems (ídolos) de religiones muy antiguas... Algunos historiadores afirman que la "Chuysky Track" era el ramal norte de la Ruta de la Seda por menciones en escritos chinos de hace tres mil años.
Cambiamos de país y de orografía. Las cautivadoras montañas del Altái han desaparecido y nuestro Mitsubishi Montero se adentra ahora por la infinita y monótona estepa kazaja. No hay montañas en nuestro recorrido por esta república centroasiática, ni siquiera los ríos logran dar verdor a la estepa en otoño. Kazajistán es la república ex-soviética más grande de todas. La cuarta potencia nuclear del mundo en cuanto a misiles atómicos emplazados en su vasto territorio. Los físicos nucleares encontraron en esta infinita y estéril tierra un laboratorio perfecto para sus pruebas nucleares. Una media de 15 bombas atómicas al año estallaron entre 1948 y 1992. Se dedicaron a "sembrar" la estepa de misiles tras el estrepitoso fracaso de sus planes agrícolas porque tras dos gloriosas cosechas de trigo todo se hundió, la tierra no daba para más.
Los soviéticos se cebaron con la centenaria vida tradicional kazaja de rebaños itinerantes y obligaron al mayor grupo seminómada del mundo a trabajar en granjas colectivas. Los soviéticos deportaron a los kazajos disconformes a campos de trabajo y los ejecutaron por millares si se rebelaban. Otros consiguieron huir y se refugiaron en China. Otros aceptaron trabajar en granjas colectivas pero no sabían cultivar la tierra y se dieron epidemias de hambre. Sin ganado y sin cosecha... murieron también por millares. Los soviéticos, al final decidieron crear grandes algodonales en las escasas áreas regadas y sembrar "hongos" nucleares todo lo demás. La gran estepa que durante siglos había sido surcada por los nómadas a lomos de sus caballos mientras guiaban a su ganado se transformó en un arsenal atómico. ¡Escalofriante!
Los kazaks son los descendientes de las hordas de Gengis Khan. Su propio nombre "kazak" significa jinete libre, aventurero, fuera de la ley y al igual que las tribus turkmenas, no olvidan su pasado tan drásticamente sesgado. No faltan las estatuas que rinden homenaje a sus guerreros conquistadores.
Dormimos sobre la marcha en la vasta y fría estepa hasta que desaparece para adentrarnos en las sugerentes montañas de Asia Central atravesando Kirguistán, donde la naturaleza es soberbia y pura. Recorrer la ribera de Toktogul fue como introducirnos en una inesperada acuarela impresionista con su intenso sol y las montañas multicolores reflejándose en esa gran masa de agua artística. Entramos en los valles con las ruedas "secas" pero cuando ascendemos bordeando sus desfiladeros... nos encontramos de nuevo con la nieve acechando y rodeándonos en los puertos de montaña.
Por fin estamos a un paso de la segunda gran meta de la Ruta Gengis Khan: el gigante himalayo del Pamir. Tan solo una preocupación... que tras el terrible frío, la nieve y el hielo de Mongolia no nos queremos ni imaginar lo que será intentar cruzar en pleno noviembre varios puertos de más de 4.000 m. de altitud pero estamos entusiasmados y decididos a aceptar este gran reto. Cargados de combustible, agua y provisiones... enfilamos el morro del Mitsubishi Montero hacia Tayikistán, dispuestos a cruzar el Pamir. Las cartas están echadas y ya no hay marcha atrás.
Toda esta ruta se puede ver en
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@RutaGengisKhan
y en la página web
www.ruta-imperios.com