Este es el vaticinio que anuncia el otrora portavoz del gobierno de los GAL, ministro de interior del caso faisán, vicepresidente del gobierno peor valorado de la democracia; y ahora, líder discutido de un socialismo emponzoñado por el caso más lacerante de corrupción de todas las democracias del mundo: 1.400 millones de euros de EREs gastados en amiguetes, izas, rabizas, colipoterras y cocaína, según refiere uno de los principales inculpados y el auto de la jueza que tiene los bemoles suficientes de llevar este caso adelante.
Este socialismo español irresponsable, que ha dado muestras claras de estar más cerca del radicalismo, del enfrentamiento, de la algarada, y del marxismo reivindicativo, que de la socialdemocracia europea, las cuestiones de estado y la asunción de responsabilidades, pretende ahora mostrarse como referente político de una oposición que debería estar recapacitando sobre sus anteriores acciones, antes que dar lecciones a nadie. Y es por esto, porque no reflexionan nada en absoluto, que para ellos, resulta que los presupuestos más austeros que presenta un gobierno en democracia, provocan “la quiebra social”. Es decir, para esta progresía, más cerca de la antorcha incendiaria mañanera, que de la entrega en comisaría para depurar responsabilidades por negligencia, la quiebra social se produce, por ejemplo, por la reestructuración del pago farmacéutico, y no por unos índices del 30% de paro que es uno de los mayores desastres que nos deja el PSOE.
Alguien debería indicarles que la quiebra social se produce cuando un gobierno se dedica a anunciar la “alianza de civilizaciones”, los “miembros y miembras”, y la “tierra no es de nadie”… mientras en España aparecía una generación perdida, la generación “NINI”: ni empleo, ni formación; y la pobreza aumentaba de forma vertiginosa.
La quiebra social también se produce cuando un Presidente del gobierno saliente divulga que se va a dedicar a “supervisor de nubes”, es decir, que no va a volver a dar un palo más al agua en su vida, mientras dejaba como herencia el mayor recorte de derechos sociales a toda la sociedad española, y fundamentalmente a los derechos sobre la jubilación y las pensiones.
La quiebra social asoma cuando millones de hogares españoles no tienen nada que poner encima de la mesa que no venga del apoyo familiar, y de la solidaridad del resto de españoles; mientras el gobierno saliente goza de unos retiros dorados con salarios de escándalo.
La quiebra social florece cuando la oposición en lugar de ejercer como tal, es decir, controlando al gobierno y ofreciendo alternativas reales, se dedica a animar a los ciudadanos a salir a la calle, a ver si ocurre algo, ninguneando la expresión democrática que las urnas nos dieron hace apenas 100 días.
La quiebra social progresa, cuando intereses electoralistas insisten en hacernos creer que hay “unos” y “otros” y que somos totalmente diferentes, que no podemos convivir en justicia, armonía y en paz. De esto sabe mucho la oposición ceutí.