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El Conservatorio de Música ofreció en el Revellín el tradicional concierto de primavera, donde sus alumnos dejaron muestra del gran nivel de enseñanza y que contó con la actuación de las Orquestas Elemental y Profesional
El Revellín fue testigo de la llegada de la nueva estación y cómo, gracias a la música, floreció en todas sus esquinas, con todos sus colores, tesituras y hermosura gracias al concierto que ofreció el Conservatorio de Música y en el que sus jóvenes canteranos estuvieron magistrales.
Las Orquestas Elemental y Profesional abrieron el concierto y brillaron con luz propia. La elección del repertorio anticipaba al público el espectáculo que la escuela había preparado para recibir a la estación del color. Y deslumbrantes melodías emergieron de sendas orquestas con la interpretación del Dragón Mágico de L. Lipton, El Vals del Emperador de J.Strauss y el Vals nº6 de Tchaikovsky que emocionó al público y se llevó una gran oleada de vítores.
Los jóvenes músicos de los primeros cursos de violín y viola relevaron a las orquestas y sin bajar el nivel supieron imprimir a la perfección la tensión y emoción que se respira en El caballo de Buffalo Bill de J. Alfaras. Brillantes también, los intérpretes de saxos altos y bajos, y piano para hacer de La Vida es Bella de Nicola Piovani, la obra rítmica y alegre por la que es mundialmente conocida.
Escuchar a los solistas del resto de cursos de los diferentes instrumentos se convirtió en una delicia. Perfectos a la hora de dar el tiempo exacto en cada una de sus interpretaciones clásicas, en las que supieron transmitir en todo momento los matices de la genialidad de obras como Sonata Op.36 nº2 de Beethoven, Sonata KV545 de Mozart o Hedwig’s Theme de Williams.
La cantera del Conservatorio que sigue creciendo en número y en calidad ofreció un hermoso trabajo para el disfrute de toda la ciudad y con una brillante bienvenida musical a la primavera.