La noche del pasado viernes terminó sin que se encontrara a los dos argelinos que decidieron arrojarse al mar junto a una pareja de compatriotas para llegar a nado hasta el Millenium, cuya historia fue avanzada ayer por El Faro.
Trayecto éste que hacen a diario, de forma constante, los sin papeles que se apostan a lo largo de la avenida portuaria, buscando la manera de alcanzar el otro lado.
Las fuerzas de seguridad creen que habrán conseguido salir sin ser vistos, ya que a pesar del rastreo llevado a cabo en la zona no se les encontró. “Ya ha pasado en más ocasiones, nos llaman ciudadanos y luego no conseguimos localizarlos”, explica un agente portuario. Lo sucedido no es más que la consecuencia de la elevada presión existente en el puerto y que se traduce en el miedo o malestar que sufren los principales afectados. Es decir, los empleados de Cepsa encargados de dar suministro a los buques, los trabajadores de las gasolineras, los transportistas que temen ya no solo los daños en sus vehículos sino ocultaciones de inmigrantes que luego les pueda llevar a ser acusados de un delito o los propios responsables de establecimientos ubicados en la zona por los robos sufridos. Y a todos ellos se suman también los agentes de la Policía del Puerto que, sin medios, tienen que hacer frente a una presión constante sirviendo de apoyo a las unidades de otras fuerzas de seguridad que, en escaso número, están operativas en la franja nocturna. La presión, que no cesa, es cada vez mayor. Los agentes denuncian falta de medios y exigen una implicación.