Tres meses después de la tragedia migratoria registrada el 6-F, la presión de subsaharianos que se estima existe al otro lado de la frontera se mantiene estable. No ha habido variaciones a pesar de las alarmas que de forma persistente llegan desde los organismos oficiales.
Según fuentes de toda solvencia consultadas por El Faro, el número estimado de inmigrantes situado en la zona norte más próxima a Ceuta (entre Tánger y Tetuán) alcanzaría los 1.500. En las cercanías del Tarajal esa presión desciende después de las redadas efectuadas hace un mes tras la agresión sufrida por una vecina de Castillejos y perpetrada por subsaharianos, lo que llevó a buena parte de la población a actuar motu propio para rechazar su presencia de los campamentos más próximos al vallado.
Eso ha sido determinante en la práctica inexistencia de avalanchas registradas desde el pasado marzo, cuando más de mil personas quisieron, en bloque, entrar en la ciudad teniendo que ser rechazadas por la Guardia Civil en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo que motivó las críticas, por su temeridad, de las asociaciones profesionales vinculadas al Instituto Armado.
En torno a la inmigración se difunde una mareante cascada de cifras y tantos por ciento que tienen una clara motivación política pero que son negadas por los informes que ofrecen los servicios de información de las fuerzas de seguridad. De los 30.000 a 40.000 subsaharianos con idea inmediata de entrar en Ceuta o Melilla se ha pasado a informes internos que, en el caso de la ciudad autónoma, reducen notablemente esa presión a 1.500.
Términos como los de “invasión” o los de “asunto de Estado” determinan las intervenciones políticas que, en este campo, se llevan produciendo desde el pasado 6-F. Unos términos que, incongruentemente, chocan con la falta de un dispositivo de seguridad acorde a tamaña presión. Sin ir más lejos, tras la bautizada como ‘crisis de las vallas’ en el año 2005, el Gobierno pidió el apoyo de Defensa para destinar a soldados de distintas unidades para apoyar en el perímetro a la Guardia Civil. Los datos que Interior manejaba en aquel momento sobre presión en las vallas eran los mismos que ahora se han publicitado pero, a la vista de lo sucedido, las medidas de contención no son las mismas.
Cear, crítica por las concertinas
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha lamentado que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haya mostrado su negativa a retirar las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla. Estrella Galán, secretaria general de CEAR, declaró que “estas cuchillas ya fueron retiradas en 2007 de la valla de Melilla debido a las terribles consecuencias de su uso, ya que se constató la gravedad de las lesiones que producían a las personas que intentaban saltar la valla, llegando incluso a provocar la muerte”.
Sin embargo, recuerda la comisión en un comunicado que no existen datos oficiales sobre el número de personas heridas y la gravedad de las lesiones a ambos lados de la valla, algo que debería publicarse.