Hay playas y playas. Algunas que siempre están vivas en la memoria colectiva y otras que se pierden en el olvido porque no son consideradas como tales, salvo para imponer multas. Es lo que le sucede a la playa del cementerio, en donde se reúnen familias y grupos de amigos que buscan la tranquilidad. Lugar a donde no pueden acudir mascotas bajo apercibimiento de multas pero sí se permiten concentraciones al más puro estilo botellón que terminan con gran cantidad de residuos en el arenal. Una incongruencia que no solo se circunscribe a situaciones concretas de este tipo sino también a la visión de los resultados del temporal que, hace unas semanas, azotó duramente a Málaga.
En la playa del cementerio siguen ocupando el arenal cañas y restos del temporal que no fueron retirados. También las hay en San Amaro. Los que todavía pasean por estos puntos se topan, a diario, con la visión de lo que aquello fue, que nunca fue limpiado.
Operarios de la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad llegaron a recoger en un solo día hasta 50 toneladas de cañas, troncos y restos del temporal en la playa de la Ribera. También se pasaron por la zona del Chorrillo y demás puntos pero se olvidaron de las de siempre, de las perdidas en los extremos, de las eternamente olvidadas como la del cementerio.
Varios usuarios del lugar han querido trasladar a la Ciudad su pesar por estas imágenes. Lo han hecho a través de este periódico, reclamando de las autoridades la limpieza tanto de la playa del cementerio como de la de San Amaro. El Gobierno, en su día, enumeró como playas más afectadas la de Ribera, Fuente Caballo y Chorrillo, además de Benítez o Benzú, pero se olvidó de otras a las que se etiqueta como playas a conveniencia.
De hecho la limpieza rutinaria de la playa del cementerio es realizada por personas a modo voluntario que recogen con bolsas los restos que otros dejan. Quién sabe si tras esta reclamación, deja de ser, al menos por unos momentos, la olvidada.