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El Instituto de Medicina Legal y Forense practicó la autopsia al ahogado en el pase del miércoles
La primera víctima de los pases irregulares en moto de agua de Marruecos a Ceuta podría ser de Guinea Conakri, natural de la región de Kindia, haber cumplido 28 años y, probablemente, estar casado y tener un hijo. Unos datos aún pendientes de verificar, pero que aportaron sus compañeros de incursión en las embarcaciones de alta velocidad a quienes los traficantes de vidas les abandonaron a su suerte este miércoles en Benzú.
Aunque la identificación de este varón sea compleja porque el cotejo de la información entre distintos estados carece de un marco internacional definido, el deseo de darle una sepultura acorde con sus confesión religiosa y el interés por que sus familiares conozcan el trágico final de su aventura migratoria, hacen loable esta empresa.
Sus 11 compañeros, que completaron la travesía con mayor suerte aunque todos arriesgaron por igual, pasaron ayer por la Jefatura Superior de la Policía Nacional como establece el protocolo habitual. Sin embargo, los protagonistas de esta tragedia en Benzú estuvieron más tiempo del acostumbrado en sus dependencias ya que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tratan de cortar de raíz esta vía de entrada y el testimonio de los desembarcados es primordial para poner fin a este modus operandi.
El Instituto de Medicina Legal y Forense de Ceuta, del Ministerio de Justicia, comunicó ayer que por la tarde practicaría la autopsia al cadáver de este subsahariano, aunque todos los indicios apuntaban a que la muerte le sobrevino por ahogamiento en su intento desesperado por llegar a tierra española. Los restos mortales del guineano se encontraban ayer en el depósito del cementerio de Santa Catalina.