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La Guardia Civil repele dos avalanchas de porteadores

De nuevo tensión en la frontera. Una jornada más que se añade a las ya incontables durante estas semanas y que están definidas por algo común: el bloqueo comercial que se produce en el Tarajal y que tiene como protagonistas a los cientos de porteadores que buscan sacar a Marruecos la mercancía adquirida en las naves.

Ayer la Guardia Civil tuvo que repeler dos avalanchas prácticamente consecutivas en la zona, ya que los porteadores querían cruzar al país vecino cargados de bultos y los agentes de la Benemérita tenían orden de no permitir su pase por el tubo toda vez que los agentes marroquíes no iban a aceptar ese tráfico fuera del horario establecido en el Biutz.
La querencia por pasar de los hombres y mujeres que, cargados de bultos, copaban toda el espacio fronterizo, subiéndose en la misma rotonda y evitando la circulación normal de vehículos por el lugar, hizo que la Benemérita tuviera que repeler los intentos llegando a efectuarse cierres parciales de la puerta. La UIP y UPR del Cuerpo Nacional de Policía también intervino, llegando a producirse cargas aisladas en algunos momentos de mayor concentración de porteadores y debido al lanzamiento de piedras desde la loma que conecta con el Príncipe Felipe. “No podemos dejar que pasen con los bultos, pero no porque nosotros no queramos, sino porque Marruecos no acepta que pase la mercancía por el Tarajal y nos podemos topar con cientos de personas atrapadas en el tubo”, indica una voz autorizada del Instituto Armado a El Faro. Si los agentes dejaran pasar a los porteadores con los bultos, éstos llegarían hasta un tope, enfrentándose a unas fuerzas marroquíes que impedirían su salida, creándose un bloqueo que, se advierte, sería imposible de controlar.
En este escenario de tensión, de órdenes contradictorias, de hombres y mujeres cargados de mercancía que buscan ganarse un dinero, parece que no hay avance. La misma historia se está repitiendo en el Tarajal desde hace semanas, sin que parezca que haya solución. Los bloqueos traen avalanchas. Las avalanchas traen duras intervenciones de las fuerzas de seguridad y cierres parciales de la frontera. Esto deriva en colapsos que dan pie a colas y más colas que terminan bloqueando la ciudad, haciendo imposible la circulación hacia las barriadas cercanas o el trabajo de los profesionales del servicio público. ¿Hasta cuándo? Se preguntan desde todos los frentes.
La política comercial marroquí no va a variar. Quieren ordenar el flujo de mercancías y someterlo al horario del Biutz y, en su detrimento, al del ‘Tarajal II’ cuando esté operativo. Si el paso está cerrado, no se pasan bultos. Mientras a las puertas de las naves los porteadores se afanan en la compra de mercancía para trasladarla a Marruecos y ganarse un dinero. Cuanto más pases, más ganan. El problema es que ya no pueden realizar más que uno, y en algunos casos ni eso. Se quedan atrapados en Ceuta con su mercancía sin poder salir.
Los agentes de ambos Cuerpos lograron alejar a la masa de la entrada a la frontera con el fin de evitar el colapso de la avenida Martínez Catena y, por tanto, la formación de las colas de vehículos. En Marruecos, la retención alcanzó el Hotel Ibis y, a última hora de la tarde, llegaba hasta la Almadraba. La presión de los porteadores obligó a cerrar el lado español de la frontera de forma esporádica sobre las 14.30. Tras repeler dos avalanchas consecutivas, en torno a las cuatro de la tarde la Benemérita y la Policía Nacional, con apoyo de la UIR de la Policía Local, rechazaron a los porteadores instándoles a abandonar el Tarajal para retroceder hacia la colina que conduce al Príncipe Felipe y al llano colindante.

 

Los decomisos de mercancía siguen en la frontera y el llano sobre la carretera nacional

J. O. ceuta
La Guardia Civil, como en jornadas anteriores, procedió ayer al decomiso de todas aquellas bolsas, paquetes y bultos que en ningún caso reúnen las condiciones recogidas en el régimen del viajero, el cual comprende productos solo para el uso personal.
En el filtro establecido por la Benemérita antes de la rotonda de la frontera del Tarajal, el cual acabó desbordado tras el cierre del Biutz –13.00 horas– por la presión de los marroquíes, se produjeron registros y los agentes solo permitieron entrar a aquellas personas que portaban bolsas de mano o un paquete, el equivalente al tamaño de una manta plegada.
Abdeselam fue una de las personas a las que los guardias retiraron sus pertenencias y le expidieron un oficio de denuncia por “contrabando”, es decir, por exportar mercancías de lícito comercio sin presentarlas para su despacho en las oficinas de aduanas. En el documento, figura que portaba dos bultos con diez batas cada uno. “¿Cómo puedo recuperar mis pertenencias ahora?”, se preguntó Abdeselam; “aquí no dice nada, ni si hay sanción o dónde puedo recoger mis compras”, protestó.
El Instituto Armado exige a los transeúntes un documento de declaración de exportación expedido por la autoridad aduanera que, según los comerciantes del polígono del Tarajal y otros establecimientos de los alrededores, solo se puede exigir al empresario que vende a la mercancía, mientras que al porteador sí puede instarle a entregar una factura de la compra. “Cuando traemos la mercancía a Ceuta, el comerciante necesita este documento para pagar el IPSI correspondiente, es decir, que cuando vendemos la mercancía en nuestros establecimientos, ésta ya ha pagado sus impuestos y es de tráfico legal”, argumentaron.
Abdeselam, el propietario de las batas, es vecino del Príncipe Felipe. Como él, son muchos los ceutíes que portean en la frontera porque carecen de ingresos al estar desempleados y, como explicaron ellos mismos, “no tenemos nada que dar de comer a nuestros hijos”. Algunos marroquíes también criticaron que se les haya anulado el pasaporte de forma temporal al estamparle un sello rojo, negro o azul en función de la duración de la sanción.
Otro punto en el que la Benemérita requisó bultos fue en el llano y la pista de tierra que se encuentra por encima de la carretera nacional y que corre paralela a ésta hasta la la subida al Príncipe Felipe.
Los porteadores, que una vez dispersados por la Policía Nacional y la Guardia Civil regresaron al Tarajal descendiendo por el acceso al Príncipe Felipe para volver a intentarlo, se quejaron de que tienen que esperar más de cinco horas para pasar sus paquetes mientras que los bultos marcados por los plantos –colaboradores de la UIP de la Policía Nacional– tienen preferencia.
Por otra parte, agentes de la UPR y UIP de la Policía Nacional desalojaron sobre las 15.00 horas el aparcamiento en la explanada sobre Martínez Catena de aquellos vehículos que son utilizados para llevar paquetes a Marruecos.
Los presentes en el párking criticaron la actuación y los porteadores lamentaron el uso de las defensas.

En el lado de Bab Sebta

J. O. ceuta
Los acontecimientos que se suceden  en la frontera del Tarajal tienen su réplica en el país vecino y viceversa. La policía marroquí se niega a que los porteadores introduzcan en el reino alauí bultos de grandes dimensiones y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado españolas ejercen de primer control. Sin embargo, numerosos porteadores consultados por este periódico explicaron ayer que prefieren cruzar el lado español para tener oportunidad de acordar con los agentes de su país el pase de mercancías.
En el lado de Bab Sebta, nombre con el que se conoce en Marruecos a la frontera entre Marruecos y Ceuta, las aglomeraciones de personas también se producen a diario pero con el fin de acceder a la ciudad autónoma. Entre estas dos tierras, en el puente internacional, es donde los porteadores se quedan atrapados cuando logran atravesar el paso español pero son repelidos por los marroquíes.
Aquellas personas que consiguen transportar los productos hasta suelo marroquí lo hacen en taxis, algo que está prohibido, según reconocieron los propios porteadores, al igual que llevar el maletero abierto para almacenar el máximo de mercancía posible. Otras personas reciben apoyo para llevar los fardos hasta la explanada en la que se recepcionan los bultos que sí consiguen entrar por el puente del Biutz, el único paso habilitado para la entrada de bultos a Marruecos.

 

Foto: Zouhair El Bouhati

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